Cuareta y uno

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Ambos padres Hirai llegaron antes del mediodía, al sentir la casa tan callada, no hicieron ruido.

El señor Hirai fue hacia la cocina, para calentar lo que había quedado de la noche anterior, mientras que la señora Hirai, tanto por su curiosidad y por su instinto maternal que le pedía ver a las dos jóvenes, subió las escaleras para ir hacia los dormitorios.

Vio la puerta del cuarto de Momo abierta, y apenas se asomó un poco para mirar, sólo lo suficiente para notar a las dos jóvenes en la cama de tamaño matrimonial que compartían.

Momo estaba de espaldas a la puerta, acomodado sobre el pecho de Tzuyu, quien parecía abrazarla, aunque las sábanas no la dejaban ver del todo claro.

Sonrió, encantada con lo lindas que eran juntas, antes de cerrar la puerta con lentitud y dejarlas dormir un rato más.

Sin poder borrar su sonrisa boba de su rostro, fue a hablar con su marido de lo lindas que eran.

El señor Hirai dejó hablar a su esposa, escuchándola sin decir nada pero sin poder evitar sonreír al igual que su mujer.

-Creo que si la molestamos bastante cuando nos fuimos—dijo la señora Hirai, sintiéndose un poco mal por su hija-. Pero al final si resultó.

-Suenas como una loca al festejar porque tu hija tuvo su primer sexo oral.

La señora Hirai golpeó a su marido con un trapo varias veces, enojada por el vocabulario del hombre.

-¿No te parece desagradable que un hombre en sus cincuenta hable de esa manera?

-Pero si soy todo un adolescente.

—Y es nuestra hija—lo corrigió, ignorando sus estúpidas excusas.

-Pero si lo digo así te hago sentir peor.

-Cállate y cocina-dijo la señora Hirai, ya sin ganas de hablar con el hombre.

♡Loud²~MotzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora