Ochenta y cinco

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-Hirai Momo- la voz de su profesor de danza la hizo alzar la vista.

Respiraba agitada luego de practicar el baile completo unas cuantas veces, sumado a repetir algunos pasos que le habían parecido mal, estaba bastante agotada y aún quedaba media hora de clase.

Esas semanas sin bailar le habían afectado más de lo que creía.

Por más que su profesor le decía que estaba muy bien y lista para la pronta presentación anual, ella no se conformaba.

Sus cejas se alzaron cuando encontró a Tzuyu, sonriéndole, parada detrás del hombre.

-Va a haber un cambio en tu solo- anunció. En vez de esa pista, Tzuyu se ofreció a tocar el piano en vivo para tu presentación.

Momo sonrió en grande, aplaudió con alegría, haciendo reír a Tzuyu de ternura.

La pelirroja se acercó a ella para abrazarla, dejando un sonoro beso en su mejilla, sin importarle que la castaña estuviera sudada.

Momo no podía estar más feliz, su solo seguiría siendo un solo de baile, pero estaría acompañada por su novia, su más querida persona, así que no estaría sola, ella lo pensaba como un dueto, y con Tzuyu.

Si antes estaba emocionada, no sabía a qué nivel llegaba eso.

Tzuyu comprendió la emoción de su novia realmente cuando estaban practicando juntas, cada una haciendo sus partes complementarias.

Estaban en el salón de música, habían echo espacio corriendo todos los muebles y guardando los demás instrumentos que habían dejado por ahí en sus respectivos lugares, dejando el piano y un estacionamiento libre más que suficiente para que Momo bailara.

Tzuyu estaba concentrada en tocar las notas correctas, se lo sabía bastante pero aún no podía quitar su vista de las partituras, así que no vió a Momo, apenas si escuchó sus pies con cada movimiento, aunque no le dió mucha importancia por concentrarse en tocar correctamente.

Cuando finalizó, sonrió con suficiencia, era una de las primeras veces que le salía completamente bien, tocando todo seguido, y con suerte, la segunda vez que lograba completar con el baile de Momo.

Escuchó a la castaña sorber su nariz.

Se volteó para encontrar que Momo estaba llorando, se acercó rápidamente a ella para abrazarla, la menor escondió su rostro en el cuello de la pelinegra, mientras esta acariciaba su espalda con cariño.

-Bebé, ¿Qué pasa?

Momo tardó unos segundos en calmarse.

-Es muy boni-to- murmuró.

-¿Estás llorando porque es bonito?— Momo asintió, aún contra su cuerpo.

-M-Me gusta que ha-gas esto con-migo- - continuó, algo interrumpido por su llanto-. -Hace mu-cho... Diji-ste que estaríamos jun-tas. Cum-ples muy bien tus palabras.

Tzuyu no supo de dónde provenía esa súbita sinceridad, sonrió, le parecía agradable.

-Gra-cias por estar con-migo siempre- finalizó Momo, en un murmullo.

-Moguri, creo que ya me has agradecido por eso― comentó la pelirroja, recordando la carta que tanto la había hecho llorar (y que si la leía de nuevo probablemente volvería a lograrlo. -Pero en serio, no hay nada qué, pero no llores, bebé, no es nada para llorar.

Momo rió un poco, sólo para demostrar que en serio estaba bien.

Se apartó de Tzuyu y limpió sus lágrimas antes de que la pelirroja lo hiciera por ella, dedicándole una sonrisa amplia.

-Tzu en se-rio estoy muy feliz.

♡Loud²~MotzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora