Cuarenta y tres

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-Sana no quiero-se quejó Jihyo, apretando con fuerza los posabrazos de su silla.

La pelirrosa tenía los manubrios de la silla sujetos, y no dejaba que se fuera. -Hyo, ya lo hiciste con la terapeuta, puedes hacerlo de nuevo.

-¡Mis piernas se doblan, Sana, me caeré!

-No dejaré que te caigas, Hyo.

Jihyo negó, no quería hacerlo.

Estaban en el salón de baile, donde una barra en la pared como a un metro del suelo la esperaba.

Durante el fin de semana, en sus terapias, había logrado ponerse de pie por primera vez en muchos años.

En ese momento había estado con Sana, y su novia estaba más emocionada que ella por mostrarle a sus amigas aquello, así que se habían quedado después de clases en la sala de baile, con Tzuyu y Momo algo alejadas, mirándolas con una sonrisa expectante.

Y Jihyo no quería decepcionarlas, pero no podía hacerlo por sí misma.

Su terapeuta le había colocado una especie de barras metálicas en sus piernas, sostenidas con vendas elásticas que rodeaban sus piernas, que mantenían sus extremidades inferiores rectas y firmes, así que ella sólo debía levantarse, sin hacer fuerza con sus piernas y apenas preocupándose un poco por mantener el equilibrio, aunque se había sostenido del andador con fuerza.

Todo muy diferente y más profesional que una estúpida barra de baile frente a ella y a una molesta novia que le insistía en pararse.

-No, no puedo hacerlo― Jihyo negó, su vista se nubló por las lágrimas.

-Hyo- Sana se inclinó hacia ella desde su
espalda, hablando cerca de su oído—, yo creo que puedes, sólo inténtalo, con calma.

Sana tomó las manos de Jihyo, quien soltó el apretón que tenían sus manos sobre los reposabrazos, la pelirrosa las guió hasta la barra, la otra apretó su agarre en esta.

-Yo te ayudaré a levantarte—dijo Sana—, también te sostendré mientras estás de pie, no te preocupes por caerte, no dejaré que eso pase, ¿Bien?

Jihyo asintió, seguía teniendo aquel absurdo miedo, pero confiaba en Sana y en sus palabras.

Sana se apartó de ella para bajar las piernas de Jihyo del apoyapies de la silla, dejando sus pies en el suelo, notó el ligero temblor en las piernas de su novia y se sintió un poco mal.

Se acomodó a un lado de la silla, Jihyo seguía aterrada, con su mirada clavada en la pared frente a ella y apretando la barra con fuerza, al punto que sus nudillos se habían tornado blancos.

Sana colocó sus manos a los costados de Jihyo, sosteniéndola por las axilas.

—¿Lista?— preguntó, la de pelo violeta negó -Sólo mantén los pies en la tierra, yo te levantaré y te sostendré en todo momento, ¿Bien? Hazlo cuando estés lista, Hyo.

Jihyo suspiró con nervios, se sentía a morir.

Reconocía que su miedo, o pánico, era otra irracional, lo peor que podría pasar era caer de culo al suelo, pero no quería que eso pasara, no quería decepcionarse con eso.

Tomó aire y lo retuvo en sus pulmones, impulsándose un poco, flexionando sus brazos para acercarse a la barra, conforme Sana la sostenía para levantarla, enderezando su cuerpo.

Se asustó un poco por el vértigo que le causaba cada vez que notaba el suelo alejarse, y también el separarse tanto de su silla.

Le daba pánico sentirse tan alta de repente, además de que se sentía raro llegar casi a la misma estatura que Sana.

Sintió lo débil de sus piernas y el peso de su cuerpo en sus pies, pero Sana la sostenía firmemente, y por más que sentía que en cualquier momento sus rodillas fallarían y se caería, su novia era más firme que eso.

Sonrió ampliamente, escuchó a Sana reír por lo bajo por la felicidad.

Jihyo acomodó un poco sus pies en el
suelo, sintiéndose segura con el apoyo.

Escuchó aplausos y ambas se giraron a ver a Tzuyu, quien aplaudía con ganas, mientras Momo grababa con su celular, con una sonrisa enorme, todo lo que ocurría.

Se sintió tan bien que en algún punto su felicidad la rompió por dentro, y sus ojos se llenaron de lágrimas.

-Sana, q-quiero sentarme― pidió, su voz
sonó endurecida.

La pelirrosa asintió, miró a Tzuyu por sobre su hombro, quien se acercó rápido hacia ellas, tomando la silla para acercarla a Jihyo, sosteniéndola mientras Sana acompaña a su novia a sentarse en esta.

Una vez estuvo sentada, no pudo evitar romper en llanto, sintiendo un gran alivio por algo tan pequeño como poder estar de pie, aún sin que fuera por su cuenta.

Sana la abrazó con ganas, dejándola empapar su hombro en lágrimas.

Momo dejó de grabar, totalmente emocionada por aquello, se acercó a ellas para también abrazar a Jihyo.

Tzyyu también se unió al abrazo, hasta que escuchó a Jihyo reír por tanto apoyo, haciendo que las demás sonrieran con orgullo.

♡Loud²~MotzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora