Ochenta y Cuatro

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Momo encontró que varias personas se alegraron de que haya regresado a la escuela, lo notaba en las sonrisas amables de otros compañeros de clases, algunos profesores se lo habían dicho directamente a ella e incluso sus compañeros del taller de danza hasta la habían recibido con un pastel de frutilla, con generosa cantidad de crema y trozos de chocolate.

Minghao, Soonyoung y Hayoung nunca habían sido tan atentos con ella.

Lejos de bailar ese día, pasó el rato con ellos, hablando de todo menos del tema del hospital y su salud, sólo comentando que ya estaba bien y que en una semana podía volver a bailar.

Quería ver el dueto del rubio y del pelinegro, y prefirió no comentarle nada a su compañera, porque había escuchado su ligera pelea con el grupo con el que bailaria y que se había quedado sin baile para la presentación.

Una hora antes de que la clase terminara, tocaron la puerta y Tzuyu entró sin esperar respuesta.

-¡Mooguuri!— Soonyoung casi gritó, hablando en tono exagerado, imitando a una maestra de primaria, se giró hacia ella con una sonrisa amplia — ¡Te vinieron a buscar! ¡No te olvides de juntar tus cosas y-!— Minghao lo empujó con brusquedad para que se callara, lo que casi hace que el rubio comenzara a pegarle por casi lograr que se caiga, claro que el pelinegro era más fuerte y no recibió ninguno de los golpes mientras reía.

-¿Y tú no saludas?— preguntó Minghao con gracia, viendo a Tzuyu, parada en la puerta.

La pelirroja frunció el ceño con disgusto, viendo al pelinegro sosteniendo con fuerza los brazos de Soonyoung detrás de la espalda de este, quién se intenta liberar pero sin resultado

-Buenas tardes- murmuró, y le dedicó una sonrisa a Hayoung, acompaña de un gesto con su mano, en modo de saludo, la chica era adorable y se merecía algo más decente que aquellas palabras secas.

Hayoung se despidió de Momo con un ligero abrazo, deseándole una pronta recuperación y finalmente la castaña fue junto a su novia, tomando su mano.

-Vengo a pie, pero puedo pedir un taxi si quieres― ofreció Tzuyu.

Momo negó.

-Puedo ca-minar a tu lado-dijo, con una pequeña sonrisa.

Tzuyu sonrió también, asintió.

-Plan perfecto-dijo—. ¿Qué tal tu primer día de regreso a clases?

-Lindo- dijo, comenzó a contar cómo le había ido en sus clases y lo lindo que habían sido todos con ella, lo que le llevó un par de cuadras-... Y Ha-young me trajo pastel- finalizó, respirando algo agitada por hablar tanto.

-¿Con crema?

-Y fru-tillas.

-¿Puedo probarlo?

-¿Hmm?— masculló la menor, frunciendo ligeramente, se giró hacia Tzuyu.

La mayor tomó su mentón y unió sus labios, besándola de forma lenta, Momo soltó una ligera risa por el pésimo y casi ridículo acto de Tzuyu sólo para hacer eso.

Al separarse Tzuyu la miró con cierto brillo victorioso en sus ojos, Momo sonrió ampliamente y no pudo resistirse a apretar una de sus mejillas.

-Eres tan bonita— murmuró con cariño, las mejillas de Momo enrrojecieron.

Retomaron el paso hacia la casa de los Hirai, y ni si quiera al llegar Tzuyu dejó sus mimos, haciendo reír a la señora Hirai cuando la veía acariciando su cabello o mejillas, apretando los generosos mofletes de Momo o dejando besos por todo el rostro de la castaña.

Tantos fueron los mimos que para el final de la cena Momo estaba inmutada por estos, permaneciendo seria mientras Tzuyu no le importaba ser ignorado y continuaba con sus muestras de amor.

♡Loud²~MotzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora