Obliviate (Harry Potter)

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Mi relación con Harry siempre había sido difícil, desde el principio, al fin y al cabo estaba con el elegido. Parecía tener una flor en el culo para los problemas, cada vez que pasaba algo en el castillo, por muy ridículo o estúpido que fuese, siempre tenía que ver con Harry.

El problema es que las cosas habían comenzado a escalar, al principio fueron la aparición de su padrino el expresidiario, o la creación del Ejército de Dumbledore, pero las cosas cada vez iban peor. Harry estaba obsesionado con la participación de Draco en una especie de complot en su contra, aunque no tenía muy claro el qué.

Y debimos hacerle caso, igual así habríamos podido evitar la muerte de Dumbledore, pero no lo hicimos...

Comenzaron las vacaciones de verano, aunque de la forma más triste de la historia, la cara visible de la resistencia contra Voldemort, el mago más poderoso de nuestro tiempo, nuestro director y amigo, había muerto. Y lo peor de todo, había sido a manos de otro profesor, que no solo había salido impune, sino que encima le habían nombrado como el nuevo director para el curso siguiente.

—No volveré a Hogwarts T/N—me dijo Harry mientras me masajeaba el pelo.

Estábamos tumbados en el sofá de Grimmauld Place, casa que había heredado Harry después de la muerte de Sirius. Sus tíos se habían ido, vendiendo la casa de Privet drive, donde Harry se había criado, por lo que ahora estaba solo en aquella sombría casa.

Yo me quedé con él, fue difícil negarse a pasar el verano en casa de los Weasley, Molly había sido bastante insistente. Habíamos acordado que pasaríamos la mitad del verano solos, y que después iríamos a la boda de Bill y Fleur y nos quedaríamos con ellos la siguiente mitad de las vacaciones.

—Claro que no Harry, debemos centrarnos en buscar los Horrocruxes—respondí como si fuese obvio.

—¿Y qué hay de tus estudios T/N? Te has esforzado demasiado para dejarlo todo ahora—respondió Harry algo indignado.

Me levanté de su espalda y le miré confundida.

—Harry, lo más importante es derrotar a Voldemort, y ponerte a salvo. ¡No podría quedarme en Hogwarts sin hacer nada!—respondí algo enfadada. ¿Acaso no lo comprendía?

Harry asintió lentamente, pero su cabeza no paraba de maquinar, sabía que se estaba metiendo en la boca del lobo, pero no quería arrastrarme con él.

—.....mis padres, ahora creen que son dentistas y que deben irse a Australia, era lo mejor....—escuché que le decía Hermione a Harry durante la boda de Bill y Fleur.

Me acerqué lentamente, quería bailar. Al verme aparecer ambos se callaron.

—¿Bailamos?—le dije a Harry ofreciéndole mi mano. Él la tomó, y, antes de seguirme, le lanzó una extraña mirada a Hermione.

Estábamos en medio de la pista de baile, abrazados, moviéndonos al ritmo de la música.

—Te quiero—me susurró Harry en la oreja. Yo me alejé un poco de él para poder mirarle a los ojos.

—Yo a ti también rayito—le respondí, subiendo mis manos hasta su cuello, para acercarlo a mi y besarle.

El resto de la noche fue bien. Bueno, tuvimos que escapar corriendo de la boda, antes de que apareciesen unos mortífagos, pero Ron, Hermione, Harry y yo conseguimos escapar, por lo que no fue tan mala.

Nos escondimos en un hotel muggle para pasar la noche. Ron y Hermione se fueron a su habitación y Harry y yo a la nuestra.

—¿Estás segura de que quieres renunciar a todo por mi?—me preguntó Harry, recordando todos los sacrificios que estaba a punto de hacer, ya había renunciado a su familia, que estaba asociada con Voldemort, y a sus amigos, pero también renunciaría a sus estudios y a su futuro. Harry no podía parar de pensar en que era demasiado...

—Haría todo por ti Harry—respondí sentada en la cama, quitándome los incómodos tacones que llevaba para la boda.

Después de eso nos acostamos, yo me dormí tranquilamente, pero Harry no podía sacárselo de la cabeza: "Haría todo por ti"

—Tienes que hacerlo tú Hermione, yo no puedo...—escuché la voz llorosa de Harry.

Estaba demasiado cansada para levantarme, solo podía pensar en que Harry volviese pronto a la cama, y dejase de hacer ruido.

—Obliviate...—escuché susurrar a Hermione.


Desperté con dolor de cabeza. Menudo sueño más raro. 

Casi parecía real, pensé por un momento.


Narra Harry

Había conseguido convertirme en Auror, había necesitado acabar la escuela, después de la guerra y terminar la academia.

Acababa de salir del ministerio, la verdad es que cuando decidí hacerme Auror me esperaba un trabajo intenso, lleno de misiones y de acción. Pero había mucho más papeleo del que me esperaba, me dolía la cabeza de leer y sellar tantos informes.

No sé muy bien porque, pero decidí pasear un rato por la ciudad de Londres, necesitaba despejar mi mente. Podía ver como los muggles caminaban tranquilamente, la Guerra mágica había pasado totalmente desapercibida para ellos. Menudos suertudos.

Pensaba en que sería de mis tíos, incluso de Dudley, no había conseguido encontrarles, quizá no querían que lo hiciese... Pero había una persona que no conseguía sacar de mi cabeza. T/N.

¿Qué estaría haciendo? ¿Se acordaría de algo? ¿Se acordaría de mi?

Estaba tan distraído que casi choqué con un cartel colocado en el medio de la acera.

Tuve que mirarlo un par de veces para asegurarme de que era verdad, y de que mis ojos no me estaban engañando. Era ella. Su foto...

"La lectura del mes:

Hoy contamos con la presencia de la prestigiosa escritora T/N, que nos deleitará con la lectura de algunos capítulos de su gran best sheller"

Levanté rápidamente la cabeza. Ella estaba allí, sentada en un taburete sobre un escenario de madera. Había un montón de niños y jóvenes a su alrededor, escuchando atentamente lo que leía. Y entre sus manos había un libro muy peculiar.

En él se podía leer: "Harry Potter y la piedra filosofal"

⚡One Shots Harry Potter⚡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora