⚡One Shots Harry Potter⚡

Ayudita (Mattheo Riddle)

—Mattheo, ¿has conseguido hacer los deberes de pociones?—le pregunté sentándome a su lado en DCAO.

—¿Quieres que te ayude?—me preguntó de vuelta, me conocía demasiado bien.

Yo solo le sonreí.

—En la biblioteca, después de clase—respondió Mattheo. Yo estaba tan contenta que le di un abrazo rápido.

—Gracias, me salvas la vida—le agradecí mientras me alejaba para ir a mi siguiente clase.

Pansy esperaba en el pasillo, y me sonrió pillamente cuando me acerqué a ella.

—Le tienes en el bote—dijo Pansy tomándome del brazo mientras me guiñaba un ojo.

—Deja de decir esas cosas, solo me va a ayudar—le respondí cogiéndola del brazo, para caminar juntas por el pasillo.

—¿La has visto ayudar a alguien alguna vez?—me preguntó mi amiga, sabiendo la respuesta.

—No—respondí. Ella me miraba como si esperase que yo llegase a alguna clase de conclusión estúpida a partir de sus preguntas.

—No le gusto—dije conociendo sus intenciones.

—Solo hay que ver como te mira, babea por ti, no es muy sutil el chiquillo—dijo justo en el momento en el que llegamos a la clase. Entonces se separó de mi para ir a su sitio.

Intenté no fijarme, no emocionarme por eso, pero cada vez que veía a Mattheo no podía evitar analizarle. Solía caminar como si no le importase nada, con una mirada vacía y llevándose a quien estuviese delante de él. Pero Pansy tenía razón, cuando se daba cuenta de mi presencia parecía cambiar, me sonreía y no me quitaba la mirada de encima.

Ahora como iba a poder concentrarme con él ayudándome con pociones.

Mattheo siempre me había llamado la atención, su apellido le precedía, causando temor en los que lo escuchaban, pero la verdad era que Mattheo era un chico normal, con una vida difícil, y que intentaba pasar desapercibido, algo que no conseguía.

Me le había cruzado varias noches en la biblioteca, cuando creía que nadie le veía, cogiendo algunos libros muggle, como Orgullo y Prejuicio o Mujercitas. También le había visto proteger el nombre de su hermano cuando este no estaba, o enfrentarse a quien hiciese falta para proteger a sus amigos. No mucha gente parecía verlo, pero él era una buena persona.

Estaba literalmente temblando en mi camino a la biblioteca, no iba a ser capaz de concentrarme en nada que no fuese él, sin duda había sido una ridícula idea pedirle ayuda a él, no sabía como se me había ocurrido pedirle ayuda. Solo estaba haciéndole caso a Pany, ella me había dicho que Mattheo era el mejor de la clase, pero, en fin, en qué momento se me ocurrió la feliz idea de hacerle caso a mi amiga.

Solo sabía una cosa, y es que con vergüenza ni se come ni se almuerza, y por mucho que me costase no pensaba desperdiciar ni una sola oportunidad con él.

Narra Mattheo

—¿Preparado para tu primera cita?—me preguntó Theo riéndose de mi.

—Le vas a decir que te gusta—continuó mi querido hermano.

—Solo voy a ayudarla, dejadme en paz—respondí abrochándome la camisa.

Habíamos tenido un entrenamiento de Quidditch, se me había olvidado por completo, y ahora llegaba tarde, bueno no, tardísimo.

—¿Piensas enamorarla con tu puntualidad?—me preguntó Theo señalando su reloj. Le di una colleja al pasar a su lado, cogí mis libros y salí, ignorando como seguían riéndose de mi.

Caminé rápido, aunque sin correr, no quería que nadie se diese cuenta de lo desesperado que estaba por llegar. Solo quería que ella estuviese ahí, aunque la verdad es que llegaba demasiado tarde, concretamente dos horas, lo más probable es que se hubiese ido ya.

Cuando llegué la biblioteca estaba vacía, ya no había nadie, incluso había anochecido. Era normal que se hubiese ido, estaba a punto de ser la hora de la cena. 

Pero me pareció ver una luz encendida al fondo. No sé muy bien porqué, pero me acerqué hasta allí. La suerte me sonrió, porque era ella.

Estaba sentada, con los pues sobre la silla y las rodillas pegadas al pecho, se la veía bastante agobiada. Tenía una hoja delante de ella, y no escuchaba nada, pues llevaba las cosas de las orejas que llevan los muggles.

Intenté acercarme con cuidado, no quería asustarla, pero no funcionó. En cuanto me acerqué un poco me vio. Dio un pequeño bote del susto, y al darse cuenta de que era yo se quitó los cascos.

—Hola...—saludé dejando mis cosas sobre la mesa, sentándome a su lado.

Ella recogió sus cosas dispuesta a marcharse y dejarme ahí plantado.

—Voy a cenar, tengo hambre. ¿Puedes mañana?—preguntó cuando creía que ya se había marchado.

—Sí, mañana no llegaré tarde—respondí recogiendo mis cosas corriendo.

Ella me esperó y salimos juntos de la biblioteca.

—He de decirte que igual ya no me hace falta tu ayuda, he aprendido mucho yo sola—dijo ella mientras caminábamos por los pasillos.

No pude evitar soltar una pequeña risita.

—El pergamino que estabas intentando leer no diría lo mismo—respondí riéndome. Ella me miró sorprendida, y ligeramente sonrojada, al darse cuenta de que la había pillado, eso solo me hizo reír más.

—Muy gracioso, pues igual mañana te dejo plantado—dijo ella caminando más rápido, dejándome atrás.

—Ha sido sin querer, no me acordaba que tenía entrenamiento...—dije adelantándome para volver a caminar a su lado.

Ella no dijo nada, solo me miró con el ceño fruncido.

—Te lo compensaré. Haré lo que tu quieras—solté de repente, y, obviamente sin pensar.

—Lo que quiera—dijo ella parando en seco. Yo me paré a su lado.

Ella comenzó a acercarse  a mi, yo me iba alejando, pero rápidamente topé con una pared. Ella colocó sus manos sobre mi corbata, y comenzó a jugar con ella.

—¿Lo que yo quiera?—preguntó mirándome fijamente a los ojos.

Yo tragué en grueso y asentí. No podía hablar de lo nervioso que estaba.

Ella sonrió y se alejó de mi caminando, dejándome rojo como un tomate de la vergüenza.

—Quiero que me lleves a Hosmeade Riddle, es una cita—grito mientras se alejaba.

No sé que me pasa con este hombre, que me no me lo saco de la cabeza, tengo varias ideas para escribir más historias con él, avisadme si queréis que las suba. Espero que os haya gustado :)

Nos vemos <3