⚡One Shots Harry Potter⚡

High (George Weasley)

~~Narra George~~

Me pareció verla saliendo de la discoteca, ya me parecía haberla visto varias veces durante la noche. No podía quitármela de la cabeza, había empezado a soñar con ella.

Tambaleándome salí del club, malamente conseguía mantenerme en pie. Al salir me apoyé en una pared, sin molestarme en mirar si estaba limpio me arrastré hasta quedar sentado en el suelo.

La echaba de menos. Tenía que hablar con ella.

~~Narra T/N~~

Cogí el móvil irritada, llevaba sonando un buen rato, y no conseguía volver a dormirme. El nombre de George apareció en la pantalla, junto a la hora. Eran las malditas tres de la mañana, ¿qué narices quería?

—¡T/N!— gritó George desde el otro lado de la línea.

No me lo podía creer, estaba drogado. Otra vez.

Solté un fuerte suspiro, no quería parecer su madre, pero me entraron unas impresionantes ganas de regañarle. Siempre hacía lo mismo. Desde que abandonó el mundo mágico después de la muerte de Fred había estado mal, era normal, pero cuando empezó con las drogas los problemas crecieron. Parecía incapaz de volver a estar sobrio otra vez.

—¿Por qué siempre me llamas cuando vas drogado George? Te he dicho mil veces que no pienso hablar contigo en este estado—dije intentando aguantar las lágrimas, era desgarrador ver lo que había llegado a cambiar.

—Te echo de menos T/N—canturreaba él.

Cerré los ojos e intenté regular mi respiración, no quería llorar, no más.

—Me dijiste que hoy te ibas a venir a la cama temprano George, mañana tienes que madrugar—le recriminé revisando la hora. Acabaría durmiéndose tarde, y perdería otra entrevista de trabajo.

Él no respondió, simplemente tarareaba una canción sin ninguna clase de ritmo, no sabía si me estaba ignorando o simplemente no se había enterado. Por desgracia eso se había vuelto muy común cuando hablaba con él.

—Empiezas a aburrirme cariño.... No puedo seguir aguantando esto George, no después de todo lo que he sacrificado por ti...—dije antes de colgar. No sabía si realmente le decía esas palabras a él o a mi misma. Pero sin duda me hicieron reaccionar.

Había abandonado mi vida, mi carrera, mi familia... Todo por que George estuviera mejor. Pero él solo empeoraba, y yo ya no podía hacer nada más.

A la mañana siguiente George no se había aparecido por casa. Le mandé una lechuza a sus padres contándoles lo que pasaba, y diciéndoles que les ayudaría en lo que fuese, pero que no podía seguir cerca de su hijo. Y me fui.

Me mataba no poder ayudarlo...

Pero tampoco podía dejar que me arrastrara.