Capítulo 4 | La Biblioteca

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Elián Johnson

La pelinegra se levantó de la mesa, estaba guardando rápidamente sus cosas mientras miraba el reloj de su teléfono. Alistándose para irse, pero no la iba a tener tan fácil.

La sujete del brazo y la arrastre literalmente hasta la última estantería de la biblioteca, en donde estaban los libros que a nadie le gustaban o nadie necesitaba. Según tenía entendido nadie visitaba esta parte de la biblioteca, así que era perfecto.

¿Para qué? —inquirió mi conciencia.

No sé, haber te explico —espete con sarcasmo a mi conciencia.

Pero si ni tú mismo te entiendes, menos yo.

Bueno como sea, lo único que sabia era que no iba a permitir que esta hermosa chica de cabello negro con unos ojos verdes preciosos, se enojara conmigo. Solo por una broma. Joder como pude ser tan idiota.

—Mierda llego tarde. ¡Suéltame! —espeto seria y un poco enojada.

—Deja de moverte tanto —le dije con voz ronca.

— ¿Por qué? —inquirió curiosa.

—Porque no vas a querer saber de lo que soy capaz si te sigues moviendo así.

—Ya quiero ver aquello —dijo con diversión y burla.

—Deberías preocuparte.

—Crees que te tengo miedo.

—Si, así que contrólate.

—Y si no, ¿qué? —me reta.

Al llegar a la parte final de la biblioteca la acorrale contra la pared y mi cuerpo, su maleta cayó al suelo fue el único ruido que hizo eco en la parte final de la biblioteca. Instintivamente mi mano se posó alrededor de su cuello, sin apretarla.

Le sacaba una cabeza por lo que la pelinegra tuvo que alzar su cabeza para mirarme a los ojos. Sus manos se posaron alrededor de la mía, como si buscara que la soltara. Se veía tan tierna su cabello lacio cayendo a los lados de su rostro y el hermoso color verde de sus ojos que me escrutaban minuciosamente el rostro.

Pero cual tierna esa palabra no forma parte de tu vocabulario, además sabes perfectamente que ella es parte del objetivo. Aunque me resulta conocida.

¿De dónde?

No sé, pero hay algo en ella que llama mi atención.

—Suéltame —afirma con una voz sensual, negué con la cabeza sin perder mi sonrisa.

—Bien, como no quiere hablar. Aléjese de mí, vamos déjeme ir. Tengo clase y llego tarde. —exigió poniendo fuerza en su agarre y empujándome en el camino.

—No, de aquí usted no se va hasta que me escuche —volteó los ojos y torció los labios, instintivamente mis ojos se posaron sobre ellos. Unos hermosos labios rojizos...

—Los ojos los tengo acá arriba —inquirió burlona.

—No me diga. Acaso cree que no me he dado cuenta.

—Entonces porque no me mira a los ojos.

Porque me pierdo en el hermoso color verde de sus ojos, pensé con ironía.

Ese color verde tan especial y únicos, me resultan un poco conocidos. ¿Dónde los he visto antes?

—Porque el iris verde de sus ojos me molesta —dije con una falsa irritación.

—Si tanto le molesta. Déjeme ir —acoto moviéndose para zafarse.

—Quizá usted podría ser mi motivación —comente para cambiar de tema.

Inefable Atracción [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora