Capítulo 37 | Pluie [Parte 1]

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Luciana Harper. 

Killian Hawthorne, mexicano de aproximadamente 56 años.

Ha tenido más mujeres que propiedades. <<Ojo alegre.>>

No tiene hijos.

No tiene familia.

Se casó una vez y su esposa lo dejó por otro. <<Sé lo merece por hijo de puta.>>

Se dedica a la venta y fabricación de drogas y armas. <<En lo de las armas ya se que Elián le gana.>>

Secuestra a niños, adolescentes, mujeres para meterlos a prostituirse. <<Bastardo.>>

Paso a la siguiente hoja y llama mi atención una foto en particular. Es un hombre de cabello medio largo color avellana oscuro elevando en brazos a un niño, el sujeto se encuentra de espaldas por lo que me es imposible observar su rostro, el niño sonríe alegremente al ver la hazaña. Están en un parque, rodeados de árboles y flores... detallo la esquina derecha de la fotografía una pieza de una persona se hace visible, un pantalón blanco con zapatos negros los mismos que tienen un filo dorado, uno muy particular. 

No se observa la cara, ni la camisa. Pero juraría que lo he visto antes, ese diseño no es muy propio aquí en Madrid, muy pocas personas lo utilizan.

Mis dedos se cierran en torno a la lupa que mande a conseguir solo para no perderme hasta el más mínimo detalle en esta información. La coloqué sobre la foto para ver si encuentro esa marca en los zapatos... mi móvil vibra en el momento menos idóneo, maldigo internamente.

—Yo aquí, ¿quién allá? —inquiero sin sonar amable, ya que no es un buen momento para hablarme.

—Alguien está muy ocupada, ¿me pregunto con qué? —Escuché como susurra lentamente, casi como si fuese una burla.

Un intento de sonrisa se dibuja en mi rostro.

—¿A qué debo el milagro de la llamada? —sigo en mi tarea, intentando buscar el pormenor que busco.

—Me acordé de ti. Ya que a diferencia tuya yo si recuerdo mi familia.

—No me vengas con eso, sé perfectamente, que pasas muy ocupado. 

—¿Y con quién?

—Con un mujerón de cabello castaño, ojos cafés enigmáticos, un cuerpo de infarto, tiene el ego por las nubes, y te arrastra si así le da la gana... —Una corriente de silencio se hace presente. Podría jurar que se está riendo al otro lado de la línea. —¿Sigo?

—No, ya me quedó bien claro.

—¿Seguro? Haber dime, ¿quién es la mujer? —En mi voz sale una pizca de maldad mezclada con burla.

—La loca que llegó a interrumpir mi boda.

Espera, ¿qué? Escuché bien, dijo loca que interrumpió su boda.

—¿Boda? ¿Tú boda? Haber Mateo estás loco, ¿cuál maldita boda? ¿con quién te ibas a casar? y ¿por qué yo nunca me entere de nada?

—Muchas preguntas y pocas respuestas.

—No quiero respuestas a medias. ¿Dónde estás?

—Y a ti que te importa.

Bufé. Dos mentes funcionan mejor que una, ¿no?

—En quince minutos, en la cafetería de siempre.

—¿Qué?

—Te veo ahí y si no llegas le informaré a Aida.

Inefable Atracción [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora