Inefable Atracción [+18]

Capítulo 10 | Indirecta, bien directa

Elián Johnson

Habíamos realizado la parada en una gasolinera y justo al lado había un supermercado abierto las 24 horas, mientras Mateo se aseguraba de llenar el tanque, nosotros cuatro fuimos a comprar al super disponible.

—No te tardes Wright, tienes una apuesta que pagar —susurra un burlesco Daniel.

—No me he olvidado de aquello —responde un enojado Mateo. Últimamente cambia muy rápido de humor, su carácter es diferente según la persona con la que trata.

Pero como bien sabemos, sus humores se deben al regreso de la castaña, la cual es su némesis, así como siente "odio" por ella también se enamoró de ella. Pero bueno, al fin y al cabo, es la distracción que necesitaba, para que este no se interponga en mis planes con la familia Harper.

—Eso espero —comenta Daniel y Mateo voltea los ojos.

—Te esperamos adentro Wright. Mientras llegas nosotros ya he escogido todo. Va, digo hemos seleccionado todo —respondo con diversión y una sonrisa se forma en el rostro de Daniel.

—Se van a quedar hay parados toda la noche o al fin van a caminar —espeta con burla Lucia.

—Ya vamos —dice muy alegre Daniel, caminado en dirección a las chicas.

Al llegar puedo ver que el lugar es grande y las chicas se disponen a comprar lo que necesitamos para este fin de semana. Mientras tanto Daniel y yo, vamos por las botellas de alcohol.

—Nos vamos a llevar todo esto —comenta Daniel mientras mete en un carrito varias botellas de tequila, cerveza, vodka y otras más.

Al llegar las chicas ya tienen un carrito lleno de comida, ellas miran con extrañeza los productos que llevamos con Daniel.

—Eso es puro alcohol— comenta Lucia.

— ¿Qué? ¿Cómo puede ser eso posible?, yo vi que decía agua y refrescos —dice con burla Daniel y la pelinegra le regala una mirada llena de furia.

—Y falta el vino y la champaña —espeta Paula con una amplia sonrisa.

—Pensé que no les gustaba el vino —susurra Daniel a mi lado.

—Claro que nos gusta, ¿verdad, Lucia?

—Claro, porque no.

—Entonces Lucia y Elián, por favor vayan por las botellas de vino y champaña. Mientras nosotros esperamos que Mateo salde la cuenta.

— ¿Por qué tengo que ir yo? —pregunta Lucia hacia Daniel.

—Porque las botellas son para celebrar su compromiso, no el mío. —corrige con diversión Daniel y todos nos reímos a carcajadas excepto Lucia.

—No es gracioso, Daniel. Y ya deja eso de lado.

—Vamos por las botellas, pelinegra. No ves que Daniel quiere conservar su rostro intacto.

—Oh, ya veo. Así que me tienes miedo Daniel, que cobarde eres —comenta con burla Lucia y sonríe.

—Claro que no te tengo miedo, pero es mejor así.

—Como quieras, vamos Elián tenemos unas botellas que ir a ver —espeta la pelinegra en mi dirección y yo asiento.

Nos dirigimos hacia esa ala del supermercado, pero en el trayecto Lucia coge un carrito y se sube en él.

—Vamos idiota, llévame. Estoy muy cansada para seguir caminando.

— ¿Quieres que yo te lleve cargando? ¿Por quien me tomas?, acaso me estas jodiendo.