Capítulo 39 | Bondage

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Elián Johnson

—Operación 369. ¡Activada!

—¡Si, diablo!

Todos los hombres se movilizan embarcándose en las debidas camionetas blindadas. La operación radica en nuestra especialidad. Me dirijo hacia mi camioneta colocando mi arma en el lugar que le corresponde.

—Diablo, ya tenemos a todos los hombres movilizándose al lugar de la interconexión.

—Perfecto. No quiero que exista ningún error, Guillermo.

—Así será. —Afirma retirándose.

Enganché el cinturón de seguridad en su lugar, encendí el motor para posteriormente arrancar, rebasando a todos mis hombres y colocándome en primer lugar.

Es el líder quien debe llevar la delantera, no sólo se trata de planear estrategias, sino de dar el ejemplo y poner el pecho ante las balas. Mucho más si se trata de la mujer que amo.

Una llamada entra en mi móvil, rápidamente capturé el seudónimo que ilumina mi pantalla "Sorcière". Contesté colocando el altavoz y acelerando.

—¿Qué desea mi hermosa reina?

—Te quiero a ti. —Pasé saliva. Su voz sale cargada de excitación.

Bloqueé el auricular que conecta con todos mis hombres.

—¿Dónde estás?

—En la oficina.

—¿Qué estás haciendo?

—Conversando contigo, Johnson.

—No, bebé. O sea sí, pero, ¿Dónde tienes tus dedos?

—En mi coño.

Su respuesta cruda solo aviva mis deseos carnales por ella.

—¡Elián! —jadea mi nombre. Mi mente se nubla, la imagen mental de ella dándose placer, pensando en mí, tocando su carne solo hace que mi virilidad se endurezca.

—Joder, Sorcière. ¿Para qué me llamas mientras te tocas? —Inquirí, deseando estar ahí de cabeza entre sus piernas. 

—Quería escuchar tu voz. —Comenta avergonzada y juraría que está sonrojada.

—Te pones caliente con solo escucharme.

—Mucho.

—Y me lo confiesas así sin más.

—Te gusta que sea sincera.

Sonrío.

—Me encanta, aunque no es un buen momento para que me pongas caliente, pero tú siempre serás mi prioridad.

Su risita se hace presente, mis músculos se tensan a la vez que aprieto el maldito volante, tratando de no perder la cabeza por su causa.

—¿En dónde estás?

—En mi camioneta.

—¿La negra o la roja?

—La negra, se que la roja te gusta a ti por eso te la deje.

Su risita inunda mis oídos.

—Toca tus tetas.

—Pero...

—Hazlo. —Ordené —¿Estás sentada?

—Si.

—¿Abierta de piernas para mí?

Jadea.

—Justo como le gusta, señor Johnson.

Pasé saliva.

Inefable Atracción [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora