Capítulo 42 | Christmas [Parte 1]

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Elián Johnson

Dieciséis días han pasado desde la última vez que salimos en amigos. Aún recuerdo las hipocresías de Paula para con mi esposa. Desconfío de esa tipa, no me gusta como mira a mi esposa, como se hace una buena amiga... hay algo en ella que me da mala espina.

En estas semanas han habido días que hemos estado encerrados en el piso, estar con ella es la medicina que me impulsa a seguir con mis planes. <<Si, aún está en marcha mi venganza, con modificaciones pero en marcha>>.

Temo que cuando ella sepa toda la verdad, mi verdad. Me deje y prefiera irse lejos de mi.

Joder, no imagino una vida sin ella. Sin escuchar sus caprichos, sus quejas, sus órdenes, sus regaños hacia mí o hacia todo aquel que no cumpla con sus órdenes, sin verla arreglarse todos los días para ir a la empresa o a la universidad, sin ver sus "humildes críticas" para cada película que veamos, sin aquella mujer que se emociona como una niña mimada cada vez que preparo alguna comida para ella, o cada que cocinamos juntos.

El verla en nuestra cama todos los días, con su tranquila respiración, con su cabello negro cayendo en su espalda, con la sábana cubriendo solo ciertas partes de ella... maldita sea, me la pone dura con solo recordarla. Ella es todo lo que no sabía que necesitaba, pero que aún así pone mi mundo a tambalearse.

—¡Elián! —canturrea mi esposa desde la bañera.

<<Por todos mis muertos, ¿por qué me llama mientras se baña?>>.

Trago grueso. No es que me disguste, me encanta que me llame, pero no se si podré... controlarme—. ¿Quieres que te bañe? —su risita atraviesa mis oídos.

—¡Tú y tus propuestas sublimes! —susurra —ven acá —me tienta con tono sensual. Me obligo a no cederle el paso a mis perversos pensamientos—. ¿Vienes o no? —jadea.

—¿Qué está haciendo?

—Bañarme —respondió con obviedad.

—¿Por qué jadeas?

—Porque te quiero conmigo.

—Voy, no puedo hacerte esperar.

Me encamino hacia la bañera, el vapor emana de lugar, abriendo paso a mis instintos. El vidrio está empapado de calor, abro la puerta y mis ojos se conectan con los de ella.

Está acostada en la bañera, con la espuma a bomba y pétalos de tulipanes rozan su cuerpo. Mantiene una pierna flexionada dejándome admirar su rodilla. <<Como me gustaría estar entre sus piernas>>. Sus brazos se posicionan a cada lado de la bañera, mientras el agua medio tapa sus senos. <<Es una jodida Diosa>>.

—¿En qué te puedo ayudar, bebé? —mi voz sale cargada de deseo y admiración.

Sonríe y un ápice de maldad transcurre sus ojos aceitunados.

—¿Me lavas el cabello, por favor?

Y hay está de nuevo, esas dos palabras que disgregadas de sus labios, me hacen perder la noción. Son unas de las pocas expresiones que me avivan por dentro, haciendo palpitar mi verga y engrosando su tamaño.

—Elián, ven. Hazlo.

—¿Por qué me propones esto? —inquirí acercando mi cuerpo peligrosamente a ella. Acuclillado hasta llegar a su altura, acercando nuestros rostros.

—¿Qué? No es obvio —se relame los labios mientras sus palabras brotan con un tilde de burla. —Eres mi marido, Johnson. Por eso... y porque me gustan tus dedos enredados en mi cabello.

Inefable Atracción [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora