Inefable Atracción [+18]

Capítulo 16 | La tentación

Antes de leer: Lo prometido es deuda; por eso este capítulo es la continuación del anterior; por lo que, se seguirá con la tensión y el ambiente sexual creado por nuestros protagonistas. Sin más, ¡Disfruten de este capítulo, tanto como yo disfrute de escribirlo!

Elián Johnson

Luciana Delaynie Harper Grattery es una maldita tentación, que me incita a probarla, saborearla hasta querer saciarme de ella. Harper es un apellido que tengo fichado en mi tablero, pero Luciana es una maldita bruja. Poseedora de unos ojos verdes, los cuales cada que conectan con los míos inciden a mi mundo a querer tambalearse, cosa que no permito.

Ella es una jodida diosa, la cual por más aterradora, loca, chiflada o mandona que parezca es una mujer extremadamente exquisita y hermosa. Sus excitantes gemidos me lo confirmaban cada vez más, como me encanta saber que yo soy el causante de estos hermosos sonidos en ella.

Se ve preciosa cada vez que cierra los ojos ante el cumulo de emociones que se agolpan en ella y como su rostro se contrae ante las sensaciones, Luciana lleva su cabeza hacia atrás dejándome apreciar mejor sus hermosos y perfectos senos, redondos y firmes, con ese hermoso lunar en su seno derecho, que me aviva cada vez que lo veo. Mis manos se mueven en un vaivén, luego en círculos, hacia adelante, atrás, hacia los lados, cada movimiento causa muchos efectos en ella. Lo que hace que sus apetecibles labios estén entreabiertos, disponibles para mí.

Lo que más me tienta en ella son sus pechos, en especial ese hermoso lunar, que me está consumiendo la cabeza por probarlo de nuevo, así que sin poder evitarlo mis labios se posan en su aureola dándole un casto beso, acto que invita a endurecer aún más mi erección, mi verga yace dura en mi pantalón. Paso mi lengua por su aureola, para luego morderlo suavemente con mis dientes arrancándole un fuerte gemido y haciendo que su piel se erice por completo, acto muy satisfactorio para mí.

Luego hago lo mismo con el otro, haciendo que se vean rojizos al instante, meto su seno en mi boca succionando salvajemente, mientras sigo moviendo mis dedos en su feminidad, haciendo que sus jadeos se incrementen y ella coloque una mano en su boca para no hacer ruido. Al no sentir mis labios en su seno, ella me mira extrañada, dispuesta a reclamarme y no sabe cómo me pone cuando se enoja.

—Luciana, no quiero que calles tus gemidos, déjame escucharte —regaño.

Ella asiente y mantiene su vista fija en mí, con los labios entreabiertos y la respiración entrecortada. Vuelvo a mi tarea y esta vez no soy sutil al enterrarle los dedos en su feminidad, muevo los dedos más rápido lo que causa que su cara demuestre placer absoluto. Introduzco uno mientras el otro magrea su clítoris, dando más arremetidas y avivando a mi miembro...

—Ah, Elián, no pares... —su voz sale entrecortada, debido al placer que experimenta y una sonrisa arrogante se instala en mis labios.

—No pienso hacerlo, Sorcière. Tú ya sabes hasta donde vamos a llegar —susurro en su oreja, mordiéndola suavemente en el proceso haciendo que su cuerpo tiemble de excitación y ella es más rápida que yo, a lo que en un movimiento une nuestros labios de manera necesitada, deseosa, mezclada con lujuria, a lo que le correspondo con la misma intensidad para que sienta todo lo que causa en mí.

Sus manos viajan desde mi rostro hasta mis hombros, para descender lentamente hacia mi abdomen en donde siento como recorre cada zona con las yemas de sus dedos, ese tan inocente acto hace que mis pantalones quieran explotar, y siento como ella se mueve contra mis dedos, de manera sutil y buscando su placer. Cuando nos separamos en busca de oxígeno, siento como su cuerpo tiembla y su respiración está cada vez más agitada, sus piernas se debilitan y es entonces donde sé que está por venirse.