Capítulo 33 | Surprises

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Luciana Harper

Disfrutar de cada momento de la vida es un placer que debemos darnos el lujo de saborear, cada minuto que pasa es una bendición, a pesar de toda la mierda que hayas cargado debes centrarte en el presente porque eso es lo que verdaderamente importa, para qué vivir en el pasado cuando de allí ya no puedes cambiar nada, para que estresarte con el futuro cuando es incierto, céntrate en lo que tienes y ese es el ahora.

Mi cuerpo yace en llamas, el calor corroe por mis venas, avivando todos los deseos carnales que tengo por un castaño ojos color océano. El sudor se acentúa en cada rincón de mi cuerpo, mi respiración es pesada a la vez que mi boca emite jadeos. Abro los ojos encontrándome con la visión borrosa y la luz del sol azotando por la ventana, molestando. 

Jadeo sintiendo como mi entrepierna se humedece cada vez más. Mi pecho sube y baja. Intento moverme en la cama, pero mis manos arden y aprietan, dirijo mi mirada hacia la cabecera donde descansan mis manos atadas a esta. Joder, no puedo tocarlo y las manos me pican por clavar mis uñas en su cráneo.

Elián entierra su lengua en mi cavidad de una sola estocada, arrancándome un jadeo alto. 

—Maldita sea —maldigo sintiendo como me embiste con esta sin una mínima pizca de piedad, a la vez que explora en mi interior. Mis piernas yacen a los lados de su cara.

—¿Podrás soportarlo bebé? —se saborea los labios. Está tan excitado como yo, sus ojos me lo demuestran, ese azul tan tranquilo que me mostró ayer, ahorita está atravesando una tempestad, el descontrol de las olas y los rugidos del viento provoca que se revele contra mí. 

—¿Qué? —mi mente está divagando por los orgasmos que este ya ha logrado conmigo. Lo podría asegurar por la manera en cómo sus ojos están tan dilatados y mis piernas arden al igual que mi entrepierna quema por recibir su verga. La poca razón que ayer me acompañaba, hoy ya no la tengo conmigo.

No está, sencillamente se esfumó.

Vaya manera de despertarme, si va a ser así todos los días, estoy considerando quedarme a vivir contigo.

—Si aguantarás que me aprenda tu coño con mi lengua, porque no pienso salir de aquí hasta que te sepa de memoria.

Una risa malvada jala de sus labios, desatando tensión en los músculos de mis piernas.

—Suéltame —ordené clavando mis ojos en los suyos.

—No quiero.

—Elián, desamárrame... 

—¿Para qué lo haría?

—Quiero tocarte —confieso con el color encendiendo en mis mejillas.

—Por eso mismo te até a la cabecera, para que no me distraigas en mi tarea, Sorcière.

—Elián, suéltame. —Niega con la cabeza, a la vez que chasquea la lengua.

—Hueles delicioso —pasa su lengua por mis pliegues provocando que mis líquidos fluyan con más rapidez —sabes exquisita —saborea mis fluidos y acto seguido succiona mi clítoris. —Joder, Elián. Solo suéltame.

¡Por todos mis libros! Estamos en la casa de campo, y en la planta de abajo están los abuelos Johnson. Aprieto mis ojos a la vez que mis dientes muerden mis mejillas, buscando aplacar los jadeos y gemidos que este hombre intenta robarme.

—Sorcière, déjame escucharte. No te calles, quiero escuchar tus gemidos, tus reproches... —lametea mi entrada y jadeo.

—Tus abuelo están abajo —le recuerdo con dificultad.

Inefable Atracción [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora