Capítulo 14 | ¿Enmarquemos esta noche?

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Luciana Harper

 Unas horas antes...

—Elián me duelen los pies —me quejo cuando el dolor en mis pies a causa de caminar tanto y en tacones me es insoportable. 

—Quítatelos —propone observándome a detalla desde la punta de la cabeza hasta los pies. 

—Aquí —observo por la calle que hemos venido avanzando y la gente va y viene, pero no hay mucha por las altas hora de la madrugada. 

—Sí, aquí, ahora y en este momento. —susurra mientras desciende lentamente hacia mis pies, donde sus manos se envuelven alrededor de mi pie derecho para desabrochar la tira de la sandalia color plata y sacarlo con una tranquilidad tan propia de él; luego hace lo mismo con mi pie izquierdo. Me repara desde su posición, sus ojos recorren mis piernas, mi abdomen, mis pechos y se concentran en mi rostro. 

—Que pensamientos perversos han de rondar esa cabecita, mi lectora pervertida —ronronea con voz ronca y una sonrisa enigmática ilumina su rostro, provocando que en sus ojos un brillo maligno haga acto de presencia. 

—¿Por qué lo preguntas?

—Por tus mejillas, cariño. Están tan carmesí que parece que vayas a explotar —espeta levantándose y acercándose a mi rostro. 

—Es por el frío —contradigo. 

—O por mi cercanía —susurra depositando un efímero beso en mis labios y entrelazando su mano con la mía de nuevo, mientras que en su otra mano descansan mis tacones. De un rápido movimiento volvemos a caminar con un rumbo fijo y no es lo que piensas. 

El asfaltado de la carretera se siente tan bien bajo el cielo despejado, está frío pero se siente increíble. Es mil veces mejor a seguir caminado con esos insoportables tacones. Quien diría que un chico como él, seria capaz de cargar con los tacones de una chica que es una completa desconocida y con a la cual lleva caminando hacia no se que bar, agarrados de la mano con si de una pareja se tratara. 

En ocasiones me sorprende, lo caprichoso que puede ser el destino, para con nosotros; se dice que nuestra vida es como un libro en el cual cada día es una página o para mí un capítulo vivido y con la llegada de los Johnson a la ciudad, en especial con el heredero Johnson que es castaño, de ojos color cielo, sonrisa enigmática, cuerpo envidiable para cualquiera y esa aura de poder, muerte y sadismo que se carga, me envuelven en querer saber más de él, me tienta a querer probar aquello que debo mantener a raya. De esa línea la cual no debes pasar, porque una vez que lo hagas no te vas a controlar y solo hay dos opciones acoplarse o joderse. Vamos a ver cuál tiene preparado mi destino para mí. 


Y

Después de dos bares, besos en media carretera, dos botellas de wiski, tres botellas de tequila, cinco botellas de vodka y una casa de apuestas en la cual Elián salió con el triple del dinero que con el que entró. Sin duda este chico es un genio cuando de idear planes y estrategias se trata. Ahora estamos aquí en medio de la playa, en plena oscuridad donde la única iluminación aparte de las antorchas encendidas es la hermosa luna llena que se alza en lo alto del inigualable cielo.

Al mi lado está sentado sobre la arena con una botella de alcohol, Elián Johnson el chico con el que jamás pensé vivir una experiencia tan inefable como lo ha sido esta noche, ese chico tan aventado que conocí ese primer día de clases en la biblioteca en el fondo es el chico más dulce y leal que nunca antes había conocido. O eso creo por el alcohol.

Inefable Atracción [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora