Capítulo 19 | Incoherencias

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Luciana Harper


Horas antes

—¿A dónde vas tan arreglada? —pregunta papá desde el umbral de mi habitación.

El día de hoy había escogido un conjunto ejecutivo, es de color marfil está compuesto por un corsé de cuero que tiene dos tiras que se cruzan en mi cuello por encima de mis pechos, dejando un mínimo escote sin ser vulgar. La parte de abajo tiene una forma de V que llega hasta la pretina del pantalón acampanado que uso, el efecto del corsé deja expuesta la piel de los lados de mi cintura. Mis ojos se conectan con los de mi padre a través del espejo cuerpo completo donde me estoy viendo.

Este sonríe, como si se imaginara la respuesta. Las ojeras se están haciendo notorias, sus expresiones faciales denotan el cansancio que se carga. Las líneas de expresión se forman debajo de sus ojos cuando sonríe tan orgulloso...

—Tengo una reunión importante a la cual asistir —suelto peinándome mi cabello con los dedos. Una de sus cejas se levanta y me mira con una clara expresión de ¿Quién es el individuo? —¿a qué no adivinas con quien me reuniré?

Niega con la cabeza y después sus ojos centellan como si ya supiera la respuesta.

—Con tu nuevo novio —expone con una clara molestia en la voz y no sé porque un cosquilleo me recorre a la vez que su sabor se impregna en mi boca. Como su lengua se pasea por mi coño, como sus manos magrean mis senos, y la misma se aprieta en mi cuello...

—No tengo novio. Y me reuniré con mi primo —comento cambiando de tema y alejando esos recuerdos. Solo son eso recuerdos. ¿Segura? Por supuesto.

—¿Con cuál de todos? —interroga paseándose por mi habitación.

Sus pasos lo dirigen al sofá que está al centro de esta, tomando el libro que deje en la mesita frente a este. Ese libro aún no lo termino, ya entre en ese estado de crisis existencial, donde te sumerges tanto que ya no puedes parar. Pero hoy el rubio me llamo hace unas horas para reunirnos en media hora, así que hice el mayor esfuerzo por centrarme en que debo reunirme con él. Necesito respuestas a todas las preguntas que tengo. Algunas ya están tomando forma, pero las que me interesan no.

—El que vive en Noruega, es rubio, ojos verdes, un hijo de puta con las mujeres...

—Tú también eres mujer —me interrumpe, abriendo el libro y mi cuerpo se tensa.

—Pero yo dentro de su contexto no cuento —me encamino hacia él con el fin de recuperar el libro —¿Por dónde iba? Ha sí, es un hijo de puta y también un mujeriego, sarcástico y desde aquí huelo su ego —poso mis manos sobre las suyas, consiguiendo que nuestros ojos conecten, mientras yo cierro el libro con sus manos y se lo arrebato suavemente. Dejándolo de lado, tomo sus manos entre las mías y me siento a su lado.

Sonríe y el mismo gesto se repite en mi rostro.

—Así que viajó desde Noruega a Madrid solo para hablar contigo.

—Sí.

—Eso no es raro...

—Tendría que ser raro que mi primo favorito venga a visitarme.

—Eso justamente, que solo te viene a ver a ti. No al resto de la familia. —inquiere y puedo notar un atisbo de decepción. Una punzada se recorre al saber que solo vino a informarme sobre lo que le pedí. Aunque es raro, que venga a decírmelo en persona. Simplemente me lo hubiera dicho por teléfono como otras veces.

Inefable Atracción [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora