Capítulo 35 | Celos que matan

47 5 0
                                    

Luciana Harper

La música clásica resuena en este restaurante, y debo admitir que en esta ocasión es casi aburrida. No se porque acepte venir aquí cuando hay otros con mejores melodías. Muevo el vino en mi copa y lo bebo.

—Lucia, ¿por qué te demoraste tanto en salir de tu alcoba? —digiero el contenido que casi escupo en su cara.

—Estaba ocupada.

Y vaya que no miento, estaba muy ocupada.

—¿Ocupada? —réplica.

Siendo feliz.

—Si.

—¿Leyendo? —inquiere levantando una ceja, como si no me creyera. Aunque en realidad estaba haciendo algo mucho más divertido que leer.

—Exacto.

—Finjamos que te creo.

—¿Por qué fingir?

Sonríe de oreja a oreja. —Porque un pajarito me dijo que vio a un hombre alto y muy guapo entrar a tu alcoba.

Toso cuando el vino se quiere venir por mi nariz. Y no que no lo había visto nadie. Mentiroso. No puedo creer que al listillo de mi esposo lo hayan cachado, con lo audaz y estratega que se cree. Bueno, que es.

—¿Ya? No me digas que fue Malliah.

—Fue ella.

Volteo los ojos.

—Te dije que no me digas. Aunque en realidad nadie me fue a visitar, ella sí que vio a un hombre alto y guapo, pero fue porque me llamó.

—Ajá. Entonces insinúas que mi hija miente.

—Por el contrario. Piénsalo bien la rebelde de mi sobrina, te comento que vio a alguien en mi alcoba y si, pero fue por videollamada. No presencialmente, ¿entiendes?

Los reflejos de mi hermana parecen que empiezan a fallar, está claro que no es una tonta, pero esta es una de mis mejores jugadas. Aprovechando su confusión, aproveché para cambiar de tema.

—Mejor cuéntame el motivo de tu regreso.

Mi hermana empieza a hablar de cómo fue el viaje de regreso en compañía de mi picaflor, comenta que fue difícil llegar a un acuerdo tanto en el divorcio con su ex esposo y posteriormente para la custodia de Malliah. La escucho hablar de todo, opinando brevemente por ratos ya que la imagen de mi esposo dormido como un bebé en mi cama no sale de mi cabeza. El solo recuerdo causa que una corriente eléctrica me sacuda. Hice de todo por despertarlo pero el muy cabrón no cedió. Así que se quedó encerrado allí, saldrá como le de su puta gana. 

—Lucia, me estás escuchando.

—Si. —Dirijo mi atención a ella.

—Haber dime, ¿de qué te estaba conversando?

—De Malliah.

—No, se nota que hay algo más que perturba en tu cabeza, será el noviecito que dejaste en tu alcoba.

—No es mi novio.

—¿No?

—Nos saltamos esa fase, ahora es mi es...

Conecto mis ojos a los de ella, sus iris verdes centellean en afirmación y en que me ha cachado en la mentira de hace un rato. Ella es un claro lo sabía. Mi rostro debe ser un poema, ya que he metido la pata. Y solo llevamos tres botellas de vino.

—Entonces, si que hay un chico en tu habitación.

—Supongo. —Me encojo de hombros restándole importancia.

Inefable Atracción [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora