Inefable Atracción [+18]

Capítulo 45 | Situaciones fragmentadas

Elián Johnson

El viaje a Noruega fue más satisfactorio de lo que pensé. A la final el noruego no fue un fastidio, Luciana la pasó genial, me encargue personalmente de ello. Una de las cosas que más me gusta de ella es lo feliz que se pone cuando una sorpresa llega a ella. En este caso la llevé a presenciar las auroras boreales, nuestro viaje empezó justo después de que las manecillas del reloj dieran inicio a la media noche, dando inicio al nuevo año. Primeramente recorrimos Indonesia, luego nuestra travesía continuó por Holanda, hasta que llegamos a Noruega. Recuerdo claramente la emoción que caló y se apoderó de su cuerpo.

Pasé años pensando en mi venganza, en lo solo que me sentía sin poder compartir mis emociones, guardándomelas para mí, profanándolas en lo más profundo de mi ser, olvidándome de que tenia un corazón, mi mundo se tiñó de negro, de tristeza y la oscuridad se apodero de él. Hasta que reapareció ella, aquella hechicera de cabello negro y ojos verdes que me enloquecen, ella disipó la tempestad que fracturaba mis huesos, ella se adueño de mis pensamientos, de mis emociones, me liberó sin darse cuenta de las cadenas que me atan al pasado, ya sé que tenemos un enemigo en común. Él no se saciará hasta que la sangre de uno de los finalice la contienda.

Ella no será mi frenó, ella es el motor que me impulsa a ir más allá de mis límites, de sobrepasar aquello que me atormenta. Un amor que surgió de la necesidad de venganza.

Mi esposa se encuentra en su empresa, cerrando las negociaciones que trazó en la fiesta, ahora está enfocada en adueñarse del negocio de diamantes, se que muy pronto lo logrará.

Con solo recordar como fue vestida me dan ganas de ir a visitarla, quitarle el top negro que tiene la parte superior con una fina tela blanca, dejándome ver el inicio de sus pechos, con sus hombros y clavículas al descubierto, zona en donde podría pasar mi lengua y trazar muchos besos. Ese jodido pantalón ancho color negro que le forman un precioso trasero, listo para estrellar mi palma sobre el. Su traje deja al expuesto su abdomen, sería tan fácil y accesible ir y desnudarla en segundos, dejarla expuesta para mí, admirar su cuerpo, su alma, todo de ella me vuelve loco, todo lo que causa en mí es algo a lo que nunca me había enfrentado, algo que solo es provocado cuando pienso en ella y en cómo abrirla de piernas para mí, hundiendo mi lengua en su zona, degustándola, haciéndola estremecer del placer... subiendo por su vientre, besando su abdomen, chupeteando sus senos, su cuello, para apoderarme de sus labios mientras envuelvo mi mano en su cabello negro que cuenta con ondulaciones que tanto trabajo me costo hacer... 

Le ofrecí mi ayuda como socio, pero no quiso aceptarla, me comentó que todos hablarían que se posicionaría en el primer lugar solo por ser mi esposa, cuando todo lo que tiene se lo ha ganado por mérito propio.

Las especulaciones en los periódicos, las redes sociales y en la televisión sobre nuestro matrimonio se han vuelto tendencia, sin darse cuenta solo lograron que más dinero caiga en nuestras manos. Una revista intentó vincular al muerto con la obtención de la empresa de mi esposa. Cuando la verdad es que muerto o no, ese imbécil le dejaba la empresa. ¿Por qué?

Para saldar su conciencia, por todo el daño que le hizo a mi esposa dejándose influenciar por el asqueroso de mi suegro. Aún después de estar tieso me fastidia. Al final me encargue personalmente de esa revista, deberían agradecerme que decidí hacerlo a la manera de Luciana y no a mi manera. 

—¿Ya olvidaste la razón por la regresaste aquí?

No hace falta levantar mi vista del IPad donde tengo las fotos que le tomé a mi esposa y las que nos tomamos juntos en nuestra travesía por Noruega. Su voz solo me confirma la rabia que emerge de él.

—Vienes a visitarme en mal momento —espeté pasando a la siguiente fotografía, donde se ve a mi esposa de perfil observando con ilusión las auroras boreales.