Capítulo 38 | Pluie [Parte 2]

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Luciana Harper

—Bienvenida señorita Harper. ¿Con quién desea hablar? —comenta un hombre de contextura gruesa, cabello gris y un tono amigable. Solo porque me suena amable, detengo mi paso.

—Con el señor Johnson. —Contesté y su cara se desfiguró un poco. Sí, sé que todos le temen por la palabra "señor". 

—Señorita, me permite decirle algo. —Asiento. —Con todo respeto, pero no lo llame como señor, al presidente no le gusta esa palabra. Empeora su humor y por eso evitamos llamarlo así.

—Si no lo llaman señor. Entonces, ¿cómo le dicen? 

—Presidente o joven Johnson.

—Está bien. Eso aplica para ustedes. No para mí.

—Le indico el piso donde queda.

—Muy amable, pero si conozco.

Mis tacos suenan en el piso cuando me adentro al ascensor y presiono el último piso, debe ser ese. Yo me cambié al último piso en mi empresa, ser el quinto piso no está entre mis opciones.

Mis ojos captaron mi reflejo en el espejo, mis aretes de oro combinan con la cadena y el reloj del mismo material. Mientras mi anillo de esmeralda brilla en mi mano, junto con dos más que incorporé, también de oro y diamantes de mi empresa.

Salgo y todo el entorno grita a él. Me encuentro con dos puertas una corresponde a presidencia y la otra a la vicepresidencia. La segunda no está ocupada, es pequeña y no está tan amueblada. Solo tiene ciertas cosas. Me dirijo hacia la de mi esposo, si ya nota mi presencia no lo juzgo, soy demasiado hermosa como para pasar desapercibida y más cuando todos me quedaban mirando.

—Eh, señorita. ¿La puedo ayudar en algo? —Escuché una voz a lo lejos, pero la ignoro. —Señorita. —Insiste.

Detengo mis pasos y me giro sobre mis tacones.

—¿Te puedo ayudar en algo? —espeté.

—Eso le iba a preguntar yo. Si desea hablar con el presidente, debe ser anunciada.

Sonrío.

—Eso no aplica para mi.

—Aplica para todos señorita.

—¿Ya lo veremos?

No dejaré que arruine mi sorpresa. Retomo mis pasos pero ella me tomó del brazo. Retiré inmediatamente su agarre.

—¿Qué te sucede?

—Señorita debe ser anunciada, caso contrario no la dejaré ingresar.

—¿Te parece que te estoy preguntando o pidiendo tu permiso?

—Eh, no. Pero es mi trabajo.

—Entraré te guste o no. Así que apártate y es una orden.

Mis ojos caen sobre ella como estacas. Y no duda en hacer lo que le he pedido.

—¿Usted es la novia del presidente?

Esposa.

—Eso no te incumbe.

—Tendré que anunciar su presencia.

—Ya te di una orden, no te atrevas a desobedecerme. —Amenacé.

—Si no lo hago me despedirán.

—Y si sigues con tus despistes te despedirán igualmente.

Se queda procesando mis palabras, mientras retomo el paso. Atravesando la puerta de vidrio oscuro que cede al poner mi huella. Se abre inmediatamente y mis ojos captaron a mi esposo sentado en su trono con un IPad en el escritorio. Tiene los tres primeros botones de su camisa desabrochados, noté sus clavículas, el cabello revuelto, una expresión de que algo no le cuadra, mientras su otra mano tiene una copa de vino. Sus brazos musculosos se esconden debajo de esa camisa. Quisiera desgarrarla y encontrar todo aquello que me pertenece.

Inefable Atracción [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora