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La charla seguía y seguía, y al rey Park, por algún motivo, confiaba plenamente en los instintos de su único hijo y creía en que ella podía ser una buena reina en su país, a pesar de entenderle la mitad de las cosas que hablaba con JiMin, su mente le anunciaba que ella era una buena persona. Veía a JiMin y a Cleo hablar, tan concentrados el uno en el otro mientras se miraban a los ojos, y se veia a él mismo con su difunta esposa hace años atrás. Ellos ni se daban cuenta que habían dos personas más en la habitación, por estar tan metidos en su burbuja, tampoco se percataban de las miradas de Park y Jung.

Por otra parte, HoSeok era el único negado a tal disparate que había dicho su mejor amigo apenas llegó esa tarde apurado a decirle a su padre un "¡Ya encontré a mi futura esposa!". Él no podía entender cómo JiMin había logrado encontrarla en un solo día, y que no era la princesa Alyssa, por quien habían ido en un principio. Y ahora estaban ahí, frente a la pelinegra con mirada altanera pero que en realidad apenas tenía para alimentarse todos los días, porque Park les contó la historia de la chica que se uniría a la familia en un futuro.

HoSeok siempre siguió a JiMin en todas sus locuras, pero esto le parecía mucho. Es decir, tomar a una chica cualquiera, que encima era ladrona, y tener la idea de llevarla a su país de origen para reinar, cuando ella no sabía ni cómo pararse derecha, eso era una completa locura para Jung, pero si JiMin se veía contento con ella, no quedaba de otra que aceptar.

⎯ Entonces, déjame ver si entendí los últimos detalles.⎯ habló Cleo y JiMin asintió, dispuesto a escucharla.⎯ ¿Me llevarás a Corea del Sur?

⎯ Así es.

⎯ ¿Me harás reina?

⎯ Claramente

⎯ ¿No veré a mi familia por un tiempo?

Exacto, ese es otro premio.

Cleo frunció el entrecejo por las palabras del príncipe y suspiró, de cierta manera, también sería un descanso para ella por el tema de su familia. Ella los ama a sus padres y hermano, de eso no había duda, pero tener que robar casi siempre ella, correr riesgos, trabajar en el campo de su casa día y noche, y tener que atender a sus padres como si fueran ancianos que ya no pueden ni caminar, comenzaba a cansarla. Desde los diez años que tiene la misma rutina, aprendió a cocinar a una edad muy corta y ni siquiera fue por gusto, fue por obligación. Al igual que hacer otras tareas del hogar, como limpiar, trabajar, lavar la ropa, y todo eso que por lo general lo hacen los adultos.

Así que sí, era otro premio.

Pero a su vez no podía dejar a su familia a la deriva, sin comida, ropa o calefacción para las noches frías, mientras ella estaba en un castillo al otro lado del mapa, calentita, con vestidos de marca exclusiva, y un festín todos los días.

⎯ ¿Tu padre sabe que soy una rata callejera?⎯ preguntó viendo al nombrado por un segundo, que no había entendido muy bien. En cambio, por algún extraño motivo, HoSeok tuvo un dejá vù por ese apodo tan particular.

⎯ Lo sabe, y deja de llamarte así que no me gusta.⎯ pidió el príncipe.

⎯ Es lo que soy, acéptalo.⎯ Cleo levantó los hombros, restándole importancia.⎯ Soy una rata que roba y vive en la calle.

⎯ Eres una chica que lastimosamente está en la clase social más baja que existe y los miserables reyes de éste país no le prestan atención, cuando tiene mucho potencial.⎯ corrigió y las mejillas de ella se sonrojaron un poco, al escuchar como un hombre de alta clase social decía que era más que lo que todos creen.⎯ Pero sí, lo sabe, y te aceptó.

⎯ Entonces pongo una única condición para poder irme contigo.⎯ dijo y él asintió.⎯ Mensualmente le enviarán cosas a mi familia; alimentos, mantas, ropa, y cosas para sobrevivir prácticamente. No pido que sean del material más costoso o demás, solo que les sirva.

Castle| pjm. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora