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Ambos se miraban fijamente, con una tensión impresionante pero no de esas que a todos les gustaba, sino una que daba miedo. No fue muy difícil darse cuenta que alguien había ingresado a la habitación de Cleo estando esta a más de 20 metros de altura, ¿Quién hubiera sido tan loco como para trepar eso?

Sin contar eso, la verdadera pregunta era, ¿Quién la había dejado y con qué objetivo? Ninguno creía que era un simple regalo de alguna chica que pertenecía al movimiento feminista y esa era su forma de agradecerle que la reina buscaba soluciones para las mujeres. También, ¿Hace cuánto tiempo alguien tenía tanta libertad de entrar por la ventana de su habitación como si nada? Quién sabe si desde que ella duerme ahí ya había alguien que entraba a vigilarla.

Los ojos de ella se pusieron llorosos de repente, el miedo la invadía por completo. El castillo tenía seguridad por todos lados, no encontraban una posible solución a cómo alguien entraba con tanta libertad, además de que quién sabe si ese alguien era peligroso y quería lastimar a algún habitante del castillo. Inmediatamente JiMin abrazó a su esposa mientras sentía los pequeños temblores que ella tenía, no pudo evitar que por su mente pase la posibilidad de que quizá de esa manera también alguien había ingresado al castillo para asesinar a su madre.

⎯ Tengo miedo.⎯ expresó con lágrimas corriendo por sus mejillas. JiMin la tomó por los costados de su rostro y le mostró una pequeña sonrisa, con la esperanza de que ella se calme, pero la verdad era que ni él estaba tranquilo después de imaginarse tantos escenarios en los que su esposa aparecía muerta.

⎯ Tranquila, yo lo voy a arreglar.⎯ aseguró y ella asintió, ya ni le interesaba el hecho de que estaba tocando la cintura desnuda de su esposo, el que nunca antes había visto de esa forma.⎯ Traeremos tus cosas y te instalarás aquí por completo, no pasarás ni un segundo más en esa habitación.

⎯ ¿Y Essie?⎯ preguntó con miedo, su tierna serpiente estaba durmiendo en aquella habitación del terror. Además de eso, sabía que JiMin le tenía miedo a su mascota, no quería molestarlo a él pero tampoco dejarla a ella.

El rey suspiró con sus ojos cerrados mientras pensaba en que uno por amor hace sacrificios, su madre dormía con una luz prendida porque su padre tenía miedo a la oscuridad, a pesar de que eso a ella le incomodaba al momento de descansar. Claro que le tenía miedo al pequeño animal, aunque le hayan confirmado que no era venenosa, el solo hecho de verla le producía escalofríos, sin decir que de solo pensar en tocar su escamosa piel le producía náuseas. Pero era la mascota de Cleo, no podía dejarla tirada.

Eran ambas o nada.

⎯ Puedes traerla aquí.⎯ terminó diciendo, con un suspiro al final.⎯ Solo... no la quiero entre mis cosas, mucho menos en mi almohada.⎯ aclaró, recordando que una vez ingresó al cuarto de Cleo para despertarla y vió a su mascota en la almohada de su costado, extremadamente cerca una de la otra.

La peli negra asintió sin poner peros, quería mudarse de habitación lo más rápido posible y si esa era la única condición podrían vivir con ello. Los esposos salieron del cuarto para dirigirse al de ella, JiMin no pensaba dejarla entrar ahí sola, así que fue el primero en ingresar mientras ella le seguía detrás, teniendo escalofríos de solo pensar que ese alguien había podido entrar más de una vez, estando tal vez ella ahí durmiendo. Ahora se maldecía por tener el sueño tan pesado.

JiMin apenas entró comenzó a revisar todo el lugar mientras ella tomaba su ropa sin siquiera doblarla u ordenarla, la llevaba de su cuarto al de JiMin y la tiraba sobre la cama, no quería estar mucho tiempo sola. Él llegó a la parte de las ventanas, y no pudo evitar ver una letra tallada sobre la madera de la misma ventana, una C mal dibujada se encontraba ahí, parecía ser hecha con un cuchillo y con rapidez. Ya sabía que tenía que mandar a investigar como sea aquella caligrafía, mientras tanto se aseguraría de poner más seguridad en el castillo.

Castle| pjm. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora