Castle| pjm. ✓

037

Cleo y JiMin se movían de un lado a otro en su habitación, esperando a que sea de noche para que nadie recorra los pasillos del castillo además de los guardias, quienes los podían evitar si tenían demasiada suerte. El rey estaba completamente de negro, con un pantalón de vestir, una camisa y unos zapatos elegantes, preparado como si fuera a un lugar que le exigían elegancia, cuando en realidad haría una cosa totalmente distinta. Cleo, por su parte, llevaba un vestido rojo cómodo que le permitía correr en caso de ser necesario, y en sus pies tenía unos zapatos sin tacón igual de prácticos.

La reina caminaba nerviosa e intranquila. La noche anterior no logró dormir después de que JiMin le cuente los planes para esa noche, en los únicos momentos que podía cerrar sus ojos el subconsciente la traicionaba y le hacía tener horribles pesadillas. Apenas habló en todo el día, era su esposo quien le daba las indicaciones porque ella estaba congelada y apenas podía pensar con claridad. Lo que harían no sería para nada ético, mucho menos legal, pero simplemente pensaban en que era por justicia a la reina Irene.

Hasta intentó convencerlo de no hacer ese acto tan horrible, porque por muy mal que le haya caído WonYoung, y el día anterior se habían agarrado a los golpes, seguía siendo una persona, y todo lo que tenía pensado JiMin para hacerle era de...de un asesino en serie, de alguien con experiencia y sin un poco de empatía. Le dió el collar que el ex rey le había regalado a ella, quien de manera indirecta confirmaba que Cleo estaba embarazada al ser Irene quien lo usó cuando lo estuvo de su único hijo, pero ni siquiera eso conmovió a JiMin, es más, hasta pareciera que tenía más ganas de vengar la muerte de su madre.

⎯ Lo haremos rápido, ¿si?⎯ dijo Park con un tono tranquilo, pero su esposa podía sentir el temblor en su cuerpo.⎯ Esto es por mi madre, cielo.

⎯ Lo sé.

⎯ Jamás te pediría que me ayudes en algo así, solo es por ella y prometo que nunca más ocurrirá.⎯ prometió.

Cleo asintió y él besó sus labios, sellando la promesa entre ellos, y aunque sintió los temblores en el cuerpo de su mujer, solo le acarició los brazos lentamente mientras la besaba. Lo último que quería JiMin era que ella le tema, de alguna manera, aparte de tomar venganza por su madre, estaba cuidando de su esposa, porque como dijo una vez, si WonYoung pudo asesinar a la mujer que era su tía y se tenían tanta confianza entre sí, asesinar a Cleo, con quien no tenía ningún enlace amoroso ni empático, no era nada. No quería la ausencia de la griega en su vida, la necesitaba con él, y haría todo lo que esté a su alcance para cuidarla.

Los reyes salieron de su habitación al ser las 11 de la noche, todas las luces internas del castillo estaban apagadas y por fuera estaban los guardias, quienes cuidaban el lugar con su vida. Caminaron por el pasillo en silencio, siendo lo único que se escuchaba la respiración nerviosa de Cleo y el sonido de los zapatos de ambos. Iban tomados de las manos hasta llegar a la sala principal, donde un guardia que estaba dentro los miró con una ceja alzada al ser tan de noche y ellos ahí. Ambos sonrieron, mostrándose tranquilos, cuando la realidad era que en el bolso de la reina había una espada pequeña que le regaló Georgiou al momento de enterarse de los acosos.

⎯ ¿Salida nocturna, reyes?⎯ preguntó interesado. Era uno de los guardias más viejos del lugar y tenía más que sabido que JiMin no salía de noche, mucho menos cuando era adolescente, y si bien ahora tenía el permiso, era demasiado extraño que tengan una cita romántica de noche.

⎯ Así es, como en los libros, queremos salir a ver las estrellas.⎯ mintió el rey.

⎯ Si me dejan darles una sugerencia, es mucho más seguro que se queden en el patio trasero si ese es su plan.

JiMin se quedó sin habla, no podían escapar por el lugar ya que tenían un muro de cuatro metros que se lo impedía. Tragó saliva sin saber cómo extender su mentira para poder escaparse, pero en ese momento Cleo fue la que habló.