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Un día después de aquel suceso, donde Cleo se mostraba demasiado distante con JiMin, la reina había decidido viajar a Grecia para hablar con su padre biológico y ver a su madre, sin contar que necesitaba un respiro de Park y lo que había ocurrido recientemente con su prima. Las autoridades ya fueron avisadas de que hubo homicidio doble y estaban en busca del culpable, aunque todos apuntaban a su madre; otra tía de JiMin, ya que era una madre ausente y mucho no le interesaba su hija.

Claro que cuando llegaron al castillo Cleo quiso alejarse lo más posible de JiMin, parecía un asesino salido de algún libro de terror, tenía la ropa manchada con sangre y una expresión molesta en su rostro, aunque cambió a una preocupada cuando vió a su esposa llorar a los pies de la cama. La griega le había tomado miedo a su esposo, no quería que se convierta en un asesino y mucho menos que le haga daño a ella, porque aún si él le decía que jamás le pondría una mano encima, después de ver como disparó sin rencor a un chico que no tenía nada que ver en su plan, no podía confiar plenamente en él.

Era por eso que pensaba que no le haría mal estar en su país natal por unos días, tomaría aire, descansaría de ser reina y lo más importante, huiría de su esposo por unos días hasta tener claras sus ideas y volver a tomar confianza. JiMin estuvo demasiado en contra de que Cleo se vaya a su país, primero porque no quería estar solo en un momento tan traumático como ese, porque él también había quedado con los recuerdos en su mente y pensaba en ello antes de dormir, logrando tener pesadillas horribles. Y segundo, porque si ella se va el pueblo lo vería como una fuga, como que ella tuvo la culpa y por eso escapa, porque aunque JiMin intente defenderla, sabía que muchos querrían manchar la imagen de la nueva reina.

Aún así, ella hizo sus maletas e hizo los arreglos necesarios para marcharse por una semana, habló con su suegro y él, a pesar de mostrase sorprendido, le dió total permiso de poder visitar sus tierras, lo cual ella agradeció enormemente. Iría sola, necesitaba pensar en demasiadas cosas y esperaba que cuando vuelva las cosas con JiMin estén mejor, porque aún viendo todo lo que hizo la noche anterior y el miedo que le tomó, lo seguía amando, y estaba en duda de si eso era amor de verdad o ya estaba perdiendo la cabeza por un asesino. Ese mismo día en la noche, Essie y ella volverían a Grecia por una semana.

En la tarde se la pasó armando sus maletas, llevando las cosas más sencillas que tenía porque no quería impresionar a nadie, solo guardó un vestido especial para cuando visite a su padre en aquel castillo griego, el cual siempre pensó que era imposible entrar, y si lo hacía era para robar, pero nunca logró hacerlo, y ahora...entraría como reina y princesa por ser hija del rey. Todo era muy chocante para ella, no sabía qué pensar o cómo tomarse aquello, no quería empezar a tener un padre ideal, ella ser la hija perfecta y que sigan como si no la hubiera abandonado por casi toda su vida.

⎯ ¿En serio te irás?⎯ habló JiMin detrás de ella.

⎯ Yo... necesito aclarar ciertas cosas.⎯ dijo con sinceridad. Park mostró una mueca de tristeza ante eso, lo último que quería era que su esposa le tenga miedo cuando estaba vengando la muerte de su madre y hasta cuidándola a ella.⎯ No puedo dormir al lado de un asesino sin miedo, JiMin. Déjame estar una semana pensando en...todo esto.⎯ generalizó.

⎯ Bien, entiendo.⎯ volvió a mostrarle aquella sonrisa, sus ojos se estaban empañando por las lágrimas pero no quería llorar frente a ella. Se acercó para abrazarla y tragó el nudo que se formó en su garganta cuando sintió que ella le correspondía de manera tensa y asustada.⎯ Te amo, cielo. Nunca lo olvides.

Después de esa corta despedida, horas después Cleo se marchó en el avión junto a su mascota. En el vuelo pensó demasiadas cosas, entre ellas que había una alta posibilidad de estar embarazada, y aunque necesitaba pruebas, ya todos estaban casi seguros de que un príncipe o princesa vendrían al castillo. Eso también le provocaba miedo, no sabía ser una madre y digamos que jamás tuvo un espectacular ejemplo como para basarse en él. En caso de estarlo necesitaría mucha ayuda, no tenía idea de los bebés, no sabía absolutamente nada, ni siquiera darles de comer, y eso la desesperaba, la hacía sentirse inútil.

Castle| pjm. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora