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¿Cleonile, mamá? ¿Es en serio?⎯ dijo la reina surcoreana ofendida mientras mordía una manzana roja y veía a su progenitora tejiendo en la mesa.⎯ ¡Es un nombre horrible!

La chica había llegado hace veinte minutos a la nueva casa de sus padres, la cual era muy bonita pero sencilla, estaba feliz de que al fin habían salido de aquel lugar en el que vivieron siempre. Tenía dos habitaciones, una cocina-comedor y el baño, sin contar el patio trasero en el que estaban sus caballos. Los muebles internos mantenían la humildad, siendo todos de bajo precio pero cómodos y bonitos, sumándole que ahora su madre estaba en otro trabajo, y haciendo gorros, bufandas y guantes de lana para el invierno, el cual en pocos meses se aproximaba.

Cleo se emocionó al ver a su madre cambiada, tenía la cara más regordeta en muestra de que mejoró su alimentación, ya no portaba vestidos rotos y hasta su humor había mejorado, no vivía entristecida ni lamentándose por no tener dinero para alimentar a sus hijos. Todavía no había visto ni a su padre ni a Oliver, ya que ambos se encontraban trabajando. Que toda Grecia se haya enterado sobre la campesina pobre que se convirtió en reina hizo que los familiares de ella tengan mejores trabajos, Oliver trabajaba en el campo, cuidando animales y en él área de agricultura, y su padre seguía en el mismo trabajo de siempre pero en un mejor puesto. Hasta los familiares que no les hablaban repentinamente se acordaron de su existencia y hasta rogaron por asistir a la boda de Cleo.

Hipócritas.

⎯ Tu padre lo ha elegido, no me culpes.⎯ la miró divertida, captando el momento en el que su hija rodó los ojos ante como llamó al rey.⎯ ¿De qué han hablado?

⎯ De que me ocultaste sus cartas toda la vida, mamá.⎯ dijo y se sentó frente a ella en la mesa. Sí madre dejó de tejer mientras suspiraba.⎯ ¿Por qué lo has hecho, ma?

⎯ Estaba cuidándote.⎯ respondió.⎯ No quería que salgas como Alyssa, menos quería que vivas con la bruja de la reina, lo único que deseaba era mantenerte alejada de ellos toda la vida.⎯ explicó.

⎯ Pero él buscaba ayudarme.

⎯ Él te iba a separar de nosotros hija, y lamento si ahora te afecta que te haya alejado de tu verdadero padre, pero por muchos años pensé que era lo mejor. No quería perderte.⎯ soltó un suspiro tembloroso al imaginar su vida sin su carismática hija.⎯ Hubieron muchas veces en las que pensé que estaba cometiendo un error al alejarte de él, sabía que si estabas bajo su cuidado tendrías todo lo que yo no pude darte.

⎯ Mamá, no...⎯ intentó detenerla.

No le gustaba recordar las noches en las que escuchó a su madre llorando por no poder pagarle a ella y a Oliver cosas tan básicas como lo es la educación, los alimentos o una vivienda en la que no sufran el frío. Todo eso era algo que sus hijos no pasarían, por experiencia propia sabía que era horrible vivir de esa forma, pero prefería olvidarlo y hacer como si eso sólo fue un ejemplo de su superación como persona, de que pudo crecer y darse cuenta de las cosas que no cometerá en el futuro.

⎯ Me alegra, y deja tranquila, saber que alguien te da todo lo que yo no pude y seguramente no podré darte.⎯ habló con sinceridad.⎯ Sé que eres demasiado capaz de lograr todas esas cosas sola, que no tienes la necesidad de tener un hombre rico a tu lado, pero me quedo tranquila en que él te protege como ningún otro. Y además...puede darme nietos.

⎯ ¡Ay mamá!⎯ exclamó avergonzada con las mejillas rosas. Su madre rió y tomó sus manos por encima de la mesa.

⎯ En Corea del Sur eres una excelente reina, pero aquí,⎯ apoyó la mano en su corazón.⎯ fuiste una reina desde el momento en el que naciste, y siempre serás mi niña, pase lo que pase.

Castle| pjm. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora