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Inna se quedó en silencio, avergonzada por no tener palabras para decirle a su hijastro. TaeHyung estaba ido, en realidad no le importaba el tema de conversación, aunque justamente era él el tema principal de la misma, pero hasta el mismo rey sabía que el corazón de Inna no lo amaba, o por lo menos no lo suficiente como para hacerle frente a su hijo y responderle su pregunta.

La mesa se fundió en un incómodo silencio, nadie hablaba, nadie hacía ruido al comer, pareciera que hasta los sonidos exteriores se habían esfumado. JiMin e Inna tenían las miradas conectadas, mientras Cleo y el rey estaban mirando su plato con incomodidad, hasta la chica que había entendido poco y nada se sentía sumamente incómoda, quería irse de allí, que mágicamente Georgiou vaya a buscarla para una de sus clases, y para su suerte, sus pedidos fueron oídos.

⎯ Lamento interrumpir, pero necesito llevarme a la doncella Cleo conmigo.⎯ habló el mayor. Gracias a eso JiMin dejó de asesinar con la mirada a su madrastra, y la misma lo agradeció, la mirada de su hijastro era muy dominante. La pelinegra se levantó de su lugar mientras murmuraba unas palabras de agradecimiento por la comida y se paró al lado de su maestro.⎯ Por cierto, príncipe JiMin, debo informarle que la señorita Cleo comenzará a tomar clases básicas de baile también, para cuando lleguen fechas especiales.⎯ informó y el menor asintió.

Cleo y Georgiou se fueron caminando a paso relajado, y cuando ya estuvieron lo bastante alejados para que nadie los escuche empezaron a hablar entre ellos.

⎯ Gracias por sacarme de ahí, era un ambiente tenso.⎯ mencionó ella.

⎯ De nada, pero aún así no mentí.⎯ respondió mirando hacia el frente y caminando con la espalda recta, como siempre. Un hombre sumamente correcto, educado y formal.⎯ Tus clases se adelantarán así que a partir de mañana tendrás solo veinte minutos para comer, luego irás a tus clases de esgrima y finalmente a las de baile básico. Luego continuarás con tus actividades para preparación de reina, es decir, estudiar y leer libros.

La pelinegra asintió cansada, recién iba unos días ahí y sentía que no daba más, pero todo era por su familia y por su bien, así que no pensaba rendirse. En esos momentos era cuando recordaba que veía a Alyssa y no pensaba en todo lo que tuvo que pasar o estudiar, pensó que ser princesa era tener la vida resuelta y que todo el mundo hacia las cosas por tí. Vaya equivocación.

Aún ella no es princesa, en realidad, Cleo se saltaría ese título, pero de igual manera era algo que ella no sabía. JiMin ya tenía planeada casi toda la vida de la que sería su mujer, prácticamente, y él esperaba que las cosas salgan como las planeó, si algo salía mal tendría que recurrir a un plan b, o c, o d, y así hasta terminar el abecedario. JiMin no planeaba controlarle la vida, solo ayudarla a que sea mejor, él mismo sabe lo duro que es que miles de personas le griten en la cara que es un pésimo príncipe.

Era por su propio bien.

Cleo llegó al salón donde práctica esgrima, el cual esta perfectamente equipado para llevar a cabo dicha acción. Su entrenador era bastante cercano a ella, físicamente hablando, se le acercaba mucho cuando Georgiou no veía o le hablaba al oído, como si ella entendiera las cosas que él le decía. Aún así, la pelinegra no quiso decirle nada a Georgiou, mucho menos a JiMin, no quería ocasionar problemas cuando apenas llegó al castillo. Quizá el señor Han era así desde siempre.

⎯ ¿Empezamos con la clase de hoy?⎯ preguntó y ella asintió luego de cambiarse la ropa, dejó el vestido para ponerse un pantalón y sudadera esponjados, los cuales impedían que la punta de la espada (que de igual manera no era filosa) lastimen su cuerpo.

Cleo miró a Georgiou, que estaba sentado en su silla con la vista en aquellas páginas, y por un segundo detestó que al mayor le guste tanto la lectura, se sentía incómoda con Han, pero no quería decirlo, aún así le gustaría que su maestro le llame la atención al otro señor.

Castle| pjm. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora