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Una semana había pasado y finalmente Cleo se iría a Corea del Sur, por lo cual había estado toda la mañana completamente nerviosa y apegada a los brazos de su madre, sin querer soltarla. La pelinegra nunca había sido demasiado amorosa, las veces que abrazó a sus padres o les dijo que los amaba eran contadas con los dedos de las manos, pero ahora que viajaría en un avión por primera vez, y estaría tanto tiempo sin la presencia de ellos, la ponía sensible.

No se había arreglado con su hermano, ambos eran muy orgullosos para pedirse disculpas, pero a su vez a los dos también les dolía el corazón por saber que estarían alejados por primera vez en toda su vida. Oliver sabe que Cleo es su alma gemela desde que nació, siempre se entendieron a la perfección y uno da la vida por el otro, solo que nunca lo demuestran, y ahora al estar peleados menos.

También, en esos días Cleo y JiMin se estuvieron viendo para conocerse un poco más, las cosas básicas más que nada y muy pocas personales. Ella sabía que si sería esposa del príncipe, y en un futuro tener hijos, esperaba por lo menos conocer un 70% de la vida de él. No sabía si lograría enamorarse, cosa que ese pensamiento es algo que ronda su cabeza día y noche, tampoco se forzaría a sentir amor porque prácticamente los dos están juntos para un beneficio en común; JiMin ser rey y Cleo darle una mejor vida a su familia.

Ella sí admitía que Park es lindo, caballeroso y se ve como alguien bueno, pero de acá a estar completamente enamorada era otra historia. Cleo nunca sintió amor más allá de lo fraternal, sabía que tampoco existía una guía para saber cómo amar a alguien, pero si algún día JiMin le confiesa que se enamoró de ella, no sabría qué decir o cómo actuar.

⎯ ¿Estás segura de irte, cielo?⎯ le preguntó su madre con la voz temblorosa a su hija mientras acariciaba su cabello. Cleo dudó de su decisión al escuchar ese tono tan nostálgico.⎯ Tú padre y yo nos la podemos arreglar para darles una mejor vida, no tienes que hacerlo.

⎯ No madre, sí quiero hacerlo.⎯ dijo mirándola a los ojos, definitivamente ella era una copia de su madre.⎯ Verán que todo saldrá bien y dentro de un tiempo les llegarán las invitaciones para mi boda.⎯ bromeó.

Cada noche se repetía que hacía eso por sus padres y hermano, porque el miedo la consumía completamente, y si bien sabía que sus progenitores no la obligaban a hacer eso, ni la estaban vendiendo, ella quería hacerlo para darles lo que se merecen, porque a pesar de que le faltaron muchas cosas, ellos siguen siendo los mejores padres, y Oliver el mejor hermano.

⎯ No mereces esto.⎯ dijo su madre poniendo una mano en la pálida mejilla de su hija, de su princesa.⎯ Lamento haberte dado esta vida.

⎯ No es tu culpa, mamá.⎯ sonrió ella.⎯ Deja de lamentarte.

⎯ Puede que tengas razón en eso, el principal culpable de que estemos como estamos fue tu padre.⎯ confesó y la menor frunció el ceño confundida. Ella no sabía esa parte de la historia.⎯ Pero aún así lo amo igual.

⎯ ¿Por qué dices que es culpa de él?

⎯ Olvídalo, no quiero meterte más preocupaciones en la cabeza.⎯ negó mientras suspiraba y secaba sus manos con un trapo sucio.⎯ ¿Empacaste?

⎯ Sí, mis tres vestidos rotos los tengo empacados.⎯ dijo y su mamá la miró mal mientras rompía el abrazo y ponía las manos en sus caderas. Cleo rió y asintió.⎯ Sí mamá, ya empaqué todo.

⎯ Perfecto.

La mayor salió de la cocina y Cleo miró su figura yéndose, suspiró silenciosamente y acarició su propio brazo con nervios. En no mucho tiempo JiMin vendría a buscarla y sería la última vez que vea a su mamá por unos cuantos meses.

⎯ ¿Te llevarás a Essie?⎯ consultó su mamá volviendo a la cocina y Cleo asintió, suponía que JiMin no tenía problema en que ella se lleve a su pequeña mascota.

Castle| pjm. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora