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Cleo no pensaba quedarse quieta viendo como un depravado le metía la mano en el vestido, así que rápidamente levantó la rodilla para darle en los genitales, y por suerte pudo golpearlo lo suficientemente fuerte como para que pueda salir de su jaula. Corrió hasta la puerta, y al momento de querer quitar el seguro sintió como la jalaban del cabello con tanta fuerza que la hizo retroceder. Han, al estar enojado por no salirse con la suya, no dudó un segundo en usar toda su fuerza para empujarla contra el inmenso vidrio de pared completa, el cual se partió en demasiados pedazos como para contarlos al tener el impacto del cuerpo de Cleo.

Ella estaba en el suelo, sintió una punzada infernal en su espalda cuando se rompió el espejo detrás de ella, muchos de esos cristales se habían clavado en su espalda y ahora ardían tanto como para hacerla llorar frente a un hombre que no quería mostrarse débil. Levantó el rostro, mostrando las lágrimas de dolor y miedo, y a su vez sintiendo como pequeñas gotas de sangre caían por su nariz. Le dió asco ver la mueca de satisfacción del mayor, como su mano se movía asquerosamente sobre su bulto, como si verla destruida le causara algún tipo de excitación.

Estaba más que claro que la griega no se vencería hasta estar segura en los brazos de su esposo, y rezaba internamente para que alguien haya escuchado el ruido del espejo y vaya a la sala para patear la puerta hasta romperla, pero mientras tanto, ella tenía que cuidarse sola. Se levantó con dolor, corrió el cabello de su rostro y nuevamente quiso correr a la puerta, pero era inútil teniendo a ese hombre ahí, aunque muchas opciones no tenía a decir verdad.

⎯ Me fascina ver que no te rindes y eres una mujer fuerte.⎯ comentó con la voz gruesa, lo que le producía más asco a la reina. Aún sin dejar de tocar su miembro por encima de la ropa se acercó a la chica, quien levantó la cabeza para que no le toque la mejilla, aún así Han la tomó por la mandíbula para tener contacto visual.⎯ Hay muchas mujeres sumisas, y me encantan que se derritan a mis pies, pero las salvajes son mejores. Te debes mover como la puta gloria.

Y mientras su entrenador le decía aquellas palabras, pensando que por "halagarla" caería a sus brazos para entregarse a él, ella veía disimuladamente el cuarto. A la esquina contraria de la puerta estaban las herramientas necesarias para el tipo de actividades que se llevaba a cabo allí; danza, esgrima, y fuerza muscular. Sintió alivio cuando vió pesas en aquella esquina, lo único que tenía que hacer era llevar a Han ahí y golpearlo con alguna de aquellas mancuernas, lo cual podía ser fácil como difícil.

⎯ Me haces acordar a otra chica igual de ruda que tú, ¿pero sabes cuál es la diferencia entre ustedes dos?

⎯ Ilumíname.⎯ respondió con sarcasmo, para que él sea consiente que al momento de que Cleo salga de aquel cuarto Han estaría en serios problemas. Al contrario de ello, el señor soltó una pequeña risa al escucharla tan negada a algo que, desde su punto de vista, era imposible de que no ocurra.

⎯ Que a ella no la pude violar, pero a tí sí.

Y después de esas palabras, como si fueran la alarma de alerta en la mente de la reina, corrió hasta la esquina con las herramientas, teniendo a Han siguiéndola detrás. Volvió a tomarla del cabello pero esta vez se llevó la sorpresa de que una mancuerna de 15 kilos impactó contra su rostro. Dió pasos atrás mientras soltaba en largo cabello negro para sostenerse la nariz que había hecho ruido ante tal golpe, tan solo unos segundos después escuchó el seguro de la puerta siendo retirado y como Cleo salía corriendo del cuarto, gritando por ayuda.

Han la siguió sin importarle el dolor de su rostro, mientras Cleo gritaba de una manera tan desesperada que la mayoría de habitantes del castillo la escucharon para acercarse a ella con preocupación. Cuando vieron al entrenador de esgrima detrás de la reina, con el rostro tan lastimado, pero ella viéndose peor, no se les hizo tan difícil atar cabos, más que nada para SooYoung que estaba bajando las escaleras con rapidez en compañía de JiMin, quien corrió hasta su esposa al verla tan lastimada.

Castle| pjm. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora