Castle| pjm. ✓

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⎯ ¡¿En serio le dijiste que somos gays?!⎯ exclamó Jung furioso mientras entraban al gran castillo de los reyes de Grecia. Park tapaba su rostro con vergüenza, empleadas del lugar los miraron con sorpresa para después susurrar entre ellas.⎯ ¡Tenía cuatro mujeres bellas solo para mí y dijiste que era tu maldito novio!⎯ recriminó con asco.

⎯ ¡Lo siento!⎯ se disculpó con vergüenza el príncipe, sus mejillas no daban más de lo coloradas que estaban.

JiMin de verdad estaba que se le caía la cara de la vergüenza por haber mentido de su orientación sexual que él tenía bastante bien definida, y es cien porciento heterosexual, pero la situación del momento, de tener a una mujer tan preciosa hablándole e invitándolo a hacer algo, lo superó y por los nervios terminó diciendo cualquier disparate. Claro que no pensó en que su mejor amigo también saldría perjudicado, pues HoSeok es alguien que quería tener interacción con una de aquellas mujeres tan preciosas que tenía en frente.

Entendía que Jung le grite y lo mire tan mal por haber dicho tremenda mentira, pues ninguno nunca se sintió atraído por alguien de su mismo sexo, y hasta les causaba repulsión pensar en eso. Pero ya está, lo que dijo pasó y no podía volver el tiempo para atrás para cambiar lo dicho. Lo hecho hecho está, diría su sabia madre.

⎯ Espero que consigas una esposa antes de que esas mujeres digan por todos lados que el príncipe de Corea del Sur y su mejor amigo son gays, porque sino tendré que obligarme a estar con una mujer que no quiero para tapar tu mentira.⎯ dijo enojado Jung, JiMin se iba a volver a disculpar pero frente a sus ojos vió a una rubia caminando hacia él mientras una pelinegra venía a su costado.

La reconocería en cualquier lado, en realidad, era porque el castillo tenía cuadros gigantes con fotografías solo de ella, desde su nacimiento hasta la actualidad. Dibujos que seguramente valen una fortuna colgaban de las paredes, y JiMin le prestó atención a cada uno de ellos.

El vestido de color crema se presentó frente a él, era grande y tenía algunos detalles de encaje blanco, bastantes delicados. Las mangas llegaban hasta un poco más abajo de sus codos, empezando por sus hombros, y tenía puntilla en las puntas (valga la redundancia) de sus mangas. Se le notaba en demasía las clavículas y su cuello fino y recto, JiMin pensó que quizá se le veían tanto por mala alimentación o por una excelente postura, al punto que hasta a él mismo le comenzó a doler la parte trasera del cuello.

Su cabello rubio caía por sus hombros hasta la cintura estrecha, no tenía maquillaje en el rostro, haciendo que se le vean unas cuantas pecas en su nariz y los brillantes ojos celestes que tenía, sobre su frente caía un pequeño flequillo. En su mano derecha portaba un abanico del mismo color que su vestido, y JiMin notó el color vino en sus uñas, muy elegante desde su punto de vista. No llevaba una corona, tiara, o algo que la haga reconocerse como una princesa.

⎯ Princesa.⎯ dijeron los dos mejores amigos haciendo una reverencia perfecta. Ella los miró con arrogancia hasta que se levantaron y mostró una sonrisa que simulaba ser amable, a su lado estaba su empleada personal que pasaba muy desapercibida; llevaba un vestido celeste que apenas llegaba a sus tobillos y se veía algo maltratado, unos zapatos bajos, su cabello negro estaba recogido en una coleta baja y tenía las uñas de sus manos muy cortas.

⎯ Buenas tardes, jóvenes.⎯ saludó ella con educación. Tenía una voz suave pero imponente.⎯ Príncipe JiMin, ¿Lo pronuncié bien?⎯ preguntó y el nombrado asintió.⎯ me gustaría hablar con usted acerca de algunas cosas sobre nuestro futuro matrimonio. Si gusta podemos ir al jardín y...

⎯ Disculpe.⎯ la interrumpió, y ella no se quedó callada.

⎯ Es de mala educación interrumpir a alguien de la realeza, ¿No lo sabe?⎯ habló con molestia, JiMin suspiró y se disculpó, aunque era obvio que sabía de aquel modal, él también pertenece a la realeza.⎯ No importa. Como le decía, podemos ir al jardín y hablar con calma acerca de nuestro matrimonio, que no está tan lejos si nos ponemos a pensar.