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Una semana después, Cleo estaba en Corea del Sur nuevamente, siendo recibida en el aeropuerto por su esposo, Georgiou y muchos fanáticos con carteles que tenían su nombre escrito en ellos. Había firmado unos cuantos y otras cosas que los ciudadanos habían llevado para recibirla, lo extraño para JiMin era que su esposa se había ido con una sola maleta y venía con seis, o sea cinco nuevas, sin contar que lo había saludado como si no le hubiera expresado su miedo ante él antes de irse a su país natal, pero supuso que era por todas las personas que estaban viendo.

En el camino al castillo habían hablado de cosas pequeñas y no tan secretas por si alguien los escuchaba, y ella le contaba sobre como su familia había progresado en demasiadas cosas, que arregló las cosas con Oliver y su padre, lo del rey Arthuro lo contaría cuando ya estén a solas en su habitación, puesto que nadie lo sabía y ella tampoco deseaba que fuera algo público.

En esa semana JiMin vivió en la oficina prácticamente, solo salía para comer y dormir, estaba avanzando varios proyectos, entre ellos buscaba otro terreno más para abrir la facultad de derecho, en la que pudieran estudiar las mujeres, mientras tanto, la otra ya estaba en pie y posiblemente el año entrante puedan inaugurarla. Hasta ahora no tenían problemas con las personas y se sentía bien eso, lo único que lo molestaba era el hecho de que la policía había ido más de cuatro veces al castillo por ser parientes de WonYoung, en busca de un culpable, pero el ex rey TaeHyung y su hijo siempre negaban saber de quién se trataba.

⎯ Te has comprado demasiados vestidos, eh.⎯ comentó Park mientras subía las maletas sobre su cama matrimonial, Cleo estaba en el armario dejando los de su maleta principal.⎯ ¿Te ayudo, cielo?

⎯ En realidad quiero que hablemos.⎯ contestó para después dirigirse a donde estaba su esposo. Tomó aire y comenzó a bajar los cierres de las cinco maletas, pero sin abrirlas.⎯ Ábrelas.

Su esposo hizo lo ordenado con el entrecejo fruncido, sin saber qué podía haber ahí dentro, y cuando vió lo que era sus ojos se abrieron lo más que pudieron. Demasiados billetes verdes, la moneda internacional (el dólar) estaban en esas maletas, en absolutamente todas. Miró a Cleo sorprendido, pensando que su esposa se había convertido en una especie de asesina a sueldo en esos siete días que estuvieron separados, y ella explicó porque a su esposo no le salían las palabras.

⎯ Es un cuarto de todo el dinero que mi padre Arthuro guardaba para mí.⎯ dijo viendo las maletas, se había dedicado el tiempo de cambiar la moneda Dracma a dólar porque no sabía si en Corea del Sur aceptarían una moneda griega.⎯ Lo usaremos para acelerar las construcciones de las universidades, y de la comisaría de la mujer. Tendría que hacer una encuesta sobre si las mujeres empezaron a tener otros trabajos aparte de los típicos para ellas.⎯ murmuró para ella misma, pero su esposo la escuchó.

⎯ Sí he visto, en la panadería de HoSeok hay una chica atendiendo al público, y por lo que Ádara me contó ahora hay directoras mujeres en las escuelas.

Cleo sonrió feliz porque sus planes como reina se estaban cumpliendo, no le fallaría al pueblo y la hacía sentir orgullosa que las mujeres empiecen a ser tratadas como se merecen, y no como un objeto que va detrás del hombre. Si bien en Grecia siempre consideraron a las mujeres muy hermosas y demás, eso no era suficiente porque las seguían teniendo como si fueran mascotas de los hombres, y que uno de ellos esté en pareja con una mujer hermosa significaba que ella era una puta que se entregaba al primer pene que veía, sin considerar que habían sentimientos de por medio y cosas personales de cada pareja.

⎯ Ya teníamos dinero para hacer esos proyectos igual, si quieres puedes darlo a alguna donación o a tus padres.⎯ comentó JiMin y ella negó con la cabeza.

La mitad del dinero era la que había invertido y todavía tenía lo demás guardado, le dió una parte a sus padres, otra parte es la que usarían para las construcciones y por último, había donado dinero a los desafortunados con cáncer, los que estaban en situación de calle y a dos orfanatos de Corea. No lo hacía solo porque quería que el pueblo la ame, que la consideren una mejor reina o algo por el estilo, muchas veces ella se ponía en el lugar de las personas y no evitó llorar cuando vió personas que vivían en las calles por distintas circunstancias; pobreza, peleas fuertes con familiares, abuso y demás. Por suerte, fueron pocas personas las que estaban en esa situación en el reino, muchos de ellos pudieron conseguir trabajos gracias a los nuevos proyectos de los reyes, tanto en cosas básicas como limpieza u otras.

Castle| pjm. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora