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Cleo abrió los ojos con sorpresa, y sin pensarlo un segundo dirigió la mirada al anfitrión de la fiesta, dándose cuenta que él ya tenía la mirada sobre ellos desde el momento que pisó la escalera. Ahora entendía porqué todos los veían con sorpresa al llegar, porqué él tenía un acento diferente y porqué ni siquiera le dijo su nombre. Se sentía la persona más estúpida por no haberse dado cuenta antes, pero JiMin se sentía aún más culpable por haber aceptado ir sin siquiera leer a detalle la carta.

⎯ Diablos, ¿Qué hacemos?⎯ dijo HoSeok tragando saliva por los nervios.

La última vez que había existido una guerra entre Corea del Sur y Corea del Norte había sido ya hace 30 años, JiMin ni había nacido al igual que su amigo, pero el otro príncipe (ahora rey) sí. Él fue testigo de como el ex rey TaeHyung asesinó a su padre a sangre fría, justificándose con que estaba salvando a su país, y solo por eso nadie lo llevó preso ni tuvo algún cargo en su expediente. Era por eso que ahora MinJoon quería cobrar venganza, no de la forma más sensata, pero quería hacerlo y nadie le cambiaría los planes.

⎯ Tenemos que irnos, ya.⎯ ordenó el rey.

Al momento de mirar disimuladamente todo el lugar, para saber a lo que se enfrentarían, se percató de que había guardias por todas partes, con pistolas colgando al costado de sus caderas y lo vea por donde lo vea sería imposible escapar con una estúpida excusa de salir a tomar aire, así que su primer plan estaba más que descartado. La segunda idea era romper un vidrio, una puerta, algo para poder salir, pero eso ocasionaría más llamado de atención y podía terminar en un ataque terrorista, por lo cual muchas de las personas que se encontraban en la mansión terminarían lastimadas.

Pensó y pensó, recordando todos esos trucos que su padre alguna vez le enseñó en caso de necesitar escapar, y los cuales en su momento consideró inútiles, pero ahora los necesitaba más que nada. No tenía nada para defenderse más que una navaja de bolsillo, la cual contra aquellas espadas no haría nada, mucho menos con esas escopetas. Las ideas se le acababan y el rey de Corea del Norte cada vez se acercaba más y más a ellos, o mejor dicho, a su esposa, lo cual lo estaba poniendo de los nervios a JiMin. HoSeok se dió cuenta de eso y rápidamente le habló.

⎯ Concéntrate, tenemos que salir vivos de aquí.⎯ dijo con un tono firme, a pesar de que su corazón iba a 80 palpitaciones por segundo y las rodillas le temblaban del miedo.

MinJoon llegó frente a Cleo, ambos tenían las miradas de todo el público, muchas mujeres norcoreanas de la alta sociedad totalmente celosas por ser opacadas, y para peor, ante una mujer que ya estaba reservada. El rey besó la mano de la reina, quien no había dicho palabra alguna hasta el momento y tenía los ojos cargados de lágrimas, pero agradecía que las mismas no bajaban por sus mejillas. El mayor sonrió al verla así.

⎯ Sabía que vendría, y me alegra que haya traído compañía.⎯ habló, dándole una corta mirada al rey del sur, quien tenía su mano hecha un puño por el simple hecho de que le estaban coqueteando a Cleo en su cara y no podía hacer nada porque terminaría con una bala en el corazón o la cabeza cortada por el filo de aquellas espadas tan relucientes.⎯ Aunque me gustaría hablar con usted en privado.

⎯ No.

⎯ ¿No?⎯ preguntó con gracia MinJoon. Soltó una pequeña risita, recordando que le encantaba aquel coraje de Cleo.⎯ No..⎯ repitió burlonamente.

⎯ No la toques.⎯ habló HoSeok, empujando la mano de MinJoon de la muñeca de Cleo. Ella abrió los ojos impresionada ante eso, lo último que pensaba era que el mejor amigo de su esposo reaccione antes que él.⎯ Es la reina y si ella dice que no tienes que respetarla.

⎯ La defiende más este trabajador que su propio esposo, su majestad.⎯ comentó MinJoon, Cleo le mantenía la mirada fija.⎯ No creo que usted merezca un esposo así.

Castle| pjm. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora