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Accedieron a la pista de despegue a través de una puerta de cristal de la terminal, justo cuando el avión abandonaba uno de los hangares y se detenía a pocos metros de ellos. Una mujer descendió por la escalerilla y se dirigió a su encuentro con paso rápido. Llevaba un sobrio traje gris y el pelo recogido en la nuca, un pañuelo de color rosa ondeaba anudado en su cuello.

-Buenos días, señor Lee -dijo a Minho, ofreciéndole la mano. A continuación estrechó la de Jisung-. Soy Beth Campbell y trabajo para su padre. Seré su asistente durante el vuelo. -Hizo un gesto para que la siguieran al avión-. El equipaje ya está a bordo y el catering que solicitó. También se ha dispuesto un lugar para su coche hasta su regreso -indicó mientras terminaba de subir la escalerilla. Se hizo a un lado para permitirles el paso al interior y cerró la puerta tras ellos -Informaré al piloto de que ya están a bordo y de que podemos despegar.

Tres horas después, el ambiente en el
interior del avión estaba bastante animado. Jisung volvió a guardar su libro dentro de la mochila. Tras leer el mismo párrafo una y otra vez, se convenció a sí mismo de que sería incapaz de concentrarse mientras Minho y Changbin no dejaran de reñir como niños. Estaban jugando al póker y, más que una partida, aquello parecía una batalla campal.

Se reclinó perezoso en su asiento,
observándolos divertido. Pensando que si una semana antes, alguien le hubiera dicho que acabaría dentro de un avión, rodeado de vampiros y hombres-lobo, habría llamado sin dudar al psiquiátrico más cercano. Pero allí
estaba, convertido en una especie de Mina del siglo XXI.

-¿Vas o no? -preguntó Changbin a Minho.

Minho miró de nuevo sus cartas y a
continuación la expresión de su amigo. Era indescifrable. Se acarició la mandíbula, pensativo.

-Vale, ahí van veinte.

Una sonrisa de suficiencia transformó el
rostro de Changbin.

-Veo tus veinte y subo otros veinte.

Minho se enderezó de golpe, frunciendo
el ceño con desconfianza.

-¡Ja! ¿Estás de broma? Es imposible.

Jisung escondió una carcajada. Le encantaba el nuevo Minho: divertido, relajado, feliz. Tan diferente al chico oscuro, triste y enfadado que conoció en un principio.

-Deja de quejarte y juega -replicó el
licántropo.

-De acuerdo, veo tus veinte -masculló
Minho-. ¿Qué tienes?

Changbin dejó las cartas sobre la mesa con premeditada lentitud y una sonrisa maliciosa iluminó su cara.

-Póker de ases -anunció, y empezó a
recoger el dinero a toda prisa.

-¡Venga ya, estás haciendo trampas! -
bufó Minho, arrojando sus cartas contra él.

-Yo no hago trampas, estás ante un
maestro.

-Maestro del timo, querrás decir.

Changbin esbozó una sonrisa engreída.

-Asúmelo, Ho. Soy un lobo astuto e
inteligente, y tú un pequeño murciélago...

No terminó la frase porque Minho se
abalanzó sobre él. El estruendo de las
carcajadas masculinas llenó por completo el ambiente, mientras fingían pelearse.

-Y se supone que damos miedo, ¡si los
humanos vieran esto! -comentó Felix
mientras se acomodaba junto a Jisung con un vaso de plástico entre las manos.

Jisung no pudo evitar que sus ojos se clavaran en el líquido rojo y espeso que lo llenaba.

-Si te resulta desagradable, puedo... -
dijo Felix con cierta aprensión, pensando que quizá era demasiado pronto para comportarse con tanta naturalidad delante de Jisung.

Donde el cielo cae... [MINSUNG] SKZ •ADAPTACIÓN•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora