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Esa noche, Alice y Martha se marcharon a su cita semanal con el club de lectura. Jisung  aprovechó para darse un baño y una revisión a fondo que incluía manicura. Al terminar se vistió con el pantalón y la camiseta de tirantes que usaba para dormir. Se recogió el cabello, ya lo suficientemente largo y lo sujetó con una horquilla.

Bajó a la cocina para prepararse un
sándwich, dispuso sobre la mesa pan, tomates y una fuente de pavo al horno. Con cuidado empezó a cortar un par de rebanadas de pan.

—¿Sigues enfadado?

Jisung levantó la vista y miró hacia la puerta. Eun Woo estaba apoyado en el marco con expresión sombría. No contestó y volvió a su tarea. Entonces vio por el rabillo del ojo cómo daba media vuelta dispuesto a marcharse, y se sintió mal. En el fondo él no había hecho nada tan grave como para castigarlo con tanta indiferencia.

—¿Te apetece uno de estos? —preguntó
con voz amable.

Eun Woo se giró y una sonrisa enorme iluminó su cara. Asintió.

—Deja que te ayude —dijo él y tomó el
cuchillo de sus manos.

Terminó de cortar el pan y a continuación hizo lo mismo con el pavo. Sacó un par de platos de la alacena y al pasar junto a la vieja radio la encendió. La música inundó la cocina. Se colocó junto a Jisung en el fregadero y fue cortando en rodajas los tomates que él iba lavando.

—¿Tienes familia, Woo? —preguntó Jisung mientras se secaba las manos.

Él se puso rígido un instante, pero
inmediatamente se relajó. Ladeó la cabeza para mirarle y asintió.

—Sí, mi madre y mi hermana.

—¿Y dónde están ahora? ¿Por qué estás de vacaciones tú solo?

—Ellas decidieron hacer un viaje algo más largo y lejano.

—¿Por qué no has ido con ellas?

—Tengo asuntos que resolver antes de ir a buscarlas. Soy el hombre de la casa, tengo mis obligaciones —respondió y cerró los ojos un segundo.

—Eres muy joven para esas obligaciones
—replicó Jisung colocando el pavo sobre el pan.

—Cumpliré veinte en febrero. —Empezó a colocar las rodajas de tomate y sus manos se rozaron un momento. Hubo un silencio en el que ambos parecieron sentirse incómodos—. No soy tan joven.

Jisung se dio la vuelta y apoyó la cadera en la encimera, alejándose unos pasos de él.

—Pensé que tenías menos años. Tienes un cuerpo grande, pero tu cara… —Se detuvo, iba a decir que era hermosa.

—Si continuas por ahí, voy a empezar a
hacerme ilusiones contigo —terció él
guiñándole un ojo.

Jisung sonrió y ladeó la cabeza para ocultar que había enrojecido. Miró por la ventana, hacia el cielo, la luna estaba en cuarto creciente.

—Al final me has invitado a cenar —dijo él en un susurro.

—Sí, parece que sí.

Jisung tomó los platos y los llevó hasta la mesa. Empezaron a cenar en silencio con la radio de fondo. Eun Woo apenas tardó un minuto en devorar su bocadillo. Se sirvió una taza de café y lo bebió a pequeños sorbos mientras contemplaba como él comía. De repente se puso en pie, se inclinó sobre la mesa y tomó la horquilla que sujetaba la melena del chico.

—¿Qué haces? — preguntó Jisung
sorprendido.

—Te queda mejor suelto. Lo cierto es que no, tienes un cuello muy bonito, pero te hace parecer muy serio. Suelto está mejor.

Donde el cielo cae... [MINSUNG] SKZ •ADAPTACIÓN•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora