.:: 60 ::.

118 12 1
                                    

Minho detuvo el Range Rover frente a la
casa de los Hwang. Se quedó sentado con el motor en marcha y las manos aferradas al volante. Dejó caer la cabeza hacia atrás, hundido. No había encontrado nada en la biblioteca, tampoco en el archivo histórico, ni en ninguna otra parte. Las opciones se agotaban y el camino se estrechaba conduciéndolo a un único punto.

Su teléfono sonó en el salpicadero. Lo
tomó y sonrió al ver un mensaje de Jisung en la pantalla. Lo abrió y mientras lo leía, su cuerpo comenzó a temblar. Aceleró a fondo enfilando el camino a toda velocidad. Se incorporó a la carretera con un volantazo sin apenas frenar.

Apenas cinco minutos después se detuvo con un fuerte frenazo. Dejó el Range Rover de Hyungsik en la carretera. Ascender con el coche por el camino forestal era desesperadamente lento. Iría más rápido corriendo.

Echó a correr y subió la colina en
segundos. Con un potente impulso cruzó la garganta por la que circulaba el arroyo. Una vez al otro lado continuó corriendo, atajando a través del espeso bosque hasta alcanzar de nuevo el curso del torrente. Llegó a la cascada y saltó los quince metros que lo separaban de la pequeña playa de guijarros. Sus pies se clavaron en el suelo.

—¡Jisung! —gritó—. ¡Jisung!

Inspiró buscando algún rastro, pero lo
único que percibió fue un extraño olor a gas. Nada del chico. Todo aquello era demasiado raro y empezó a ponerse cada vez más nervioso. Desconcertado y preocupado volvió a gritar su nombre. El mensaje decía que no se encontraba bien, que se había mareado y que fuera a buscarlo a la playa de guijarros. Pero entonces pensó que por qué un mensaje y no una llamada. Si aquello era una broma, iban a tener unas palabras muy serias. Solo que Jisung no solía actuar así.

El aire se agitó con una leve vibración y
Eun Woo apareció a su lado. Se miraron un instante, estupefactos, e inmediatamente cada uno se llevó una mano a la espalda en busca de su daga. Minho gruñó al comprobar que las suyas no estaban bajo su camiseta, las había dejado en el maletero antes de entrar en el archivo histórico, que tenía uno de esos detectores de metales. Apretó los puños dispuesto a enfrentarse a Eun Woo. El vampiro empuñaba sus dagas y parecía tan sorprendido y contrariado como él.

—¿Qué significa esto? —masculló Eun Woo lanzando rápidas miradas a su alrededor, seguro de que los lobos andaban por allí y que aquello era una trampa.

—Dímelo tú —replicó Minho desafiante,
convencido de que había caído en una trampa de Eun Woo. Aunque por su expresión empezaba a dudar de esa teoría.

—¿Yo? Debí imaginar que el mensaje era tuyo.

—¿Mensaje?

Eun Woo ladeó la cabeza con una sonrisa despectiva, mientras contemplaba las manos vacías de Minho.

—¿Tanto me subestimas que te presentas desarmado? Me ofendes.

—¿Qué mensaje? —insistió Minho cada
vez más preocupado.

Eun Woo frunció el ceño y se enderezó, pero sin bajar las dagas. Pensó que, o Minho era en realidad un actor magnífico, o sabía tan poco como él de lo que sucedía allí.

Un mal presentimiento se apoderó de él.

—Acabo de recibir un mensaje de Jisung. Me decía que se había hecho daño, que no podía hablar y que viniera a buscarlo.

—Yo he recibido uno parecido —
respondió Minho perplejo.

Eun Woo miró por encima de su hombro, alerta.

—Vale, esto empieza a gustarme cada vez menos. ¿Dónde está él? —preguntó mirando en derredor cada vez más inquieto.

Minho lo fulminó con la mirada mientras sacaba su teléfono del bolsillo, el tono posesivo y preocupado que acababa de usar el vampiro estaba a punto de hacerle perder los estribos.

Donde el cielo cae... [MINSUNG] SKZ •ADAPTACIÓN•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora