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Junho dio por finalizada la reunión del Consejo. Nadie se movió, ni comentó nada. Sus caras de estupor lo decían todo. Junho acababa de abdicar a favor de su segundo hijo, pasando por alto al primogénito, y lo había hecho con las explicaciones justas y necesarias, sin desvelar nada de nada. Minho podía ver en aquellos rostros la dudas y la curiosidad. Podía notar sus miradas sobre él, el agradecimiento por haberles liberado de la maldición, y el recelo sobre cómo lo había conseguido; pero nadie osó preguntar.

Durante miles de años la familia real había protegido a su pueblo y eso era lo importante. Indómitos y orgullosos, nunca habían dado un solo motivo para cuestionar su liderazgo. Ningún miembro del Consejo se atrevería a discutir sus decisiones, y menos ahora que habían logrado liberarlos de su peor debilidad. Los Lee se habían ganado el derecho a ser dictatoriales, en el buen sentido, y en aquel momento era una verdadera bendición.

Los miembros del Consejo se pusieron de pie y uno a uno fueron abandonando la sala. En pocas horas tendría lugar la coronación. Minho se mantuvo impasible en su asiento, bajo el escrutinio de cada vampiro que dejaba la sala. Por dentro hervía de nerviosismo. No podía dejar de pensar en Jisung. Necesitaba verlo, hablar con él, contarle de una vez por todas lo que estaba ocurriendo; antes de que alguien se le adelantara y echara por tierra su única posibilidad de hacerle entender.

Por fin los Lee se quedaron solos.

—¿Qué demonios está pasando aquí? —gritó Felix poniéndose de pie. Estaba tan atónito como el resto de consejeros

Como miembro de la familia real pertenecía al Consejo y debía asistir a las reuniones. Le había costado mucho mantener la compostura y fingir que estaba al tanto de todo, mientras oía cómo su padre abdicaba en favor de su hermano.

Minho cerró los ojos un instante, se había olvidado completamente de su hermano pequeño. A él también lo habían mantenido al margen. ¿Por qué? Buena pregunta.

—¿Vas a convertirte en rey? —preguntó furioso a su hermano. Después se giró hacia su padre y Christopher—. ¿Va a convertirse en rey y así es como me entero?

—Felix, teníamos un motivo... —empezó a decir Junho.

—¿Qué está pasando? ¿A qué viene todo esto? —insistió él.

Las puertas se abrieron y los Hwang entraron en la sala.

—¿Cómo ha ido? —preguntó Changbin.

Felix se volvió hacia él hecho una furia.

—¿Tú sabías lo que mi familia estaba planeando? —La culpa se dibujó en el rostro del licántropo—. No puedo creerlo. Lo sabías y me lo has ocultado.

Demasiado enfadado para seguir allí sin sacudirle a nadie, abandonó la sala con los puños apretados y soltando una retahíla de maldiciones. Changbin lo siguió.

—Felix, espera... No te lo dije porque... —trató de explicar.

Él se dio la vuelta y le apuntó con un dedo acusador.

—Me has mentido, y me has mentido sobre mi propia familia.

—Puedo explicarlo.

—No, no puedes. —Felix sacudió la cabeza con vehemencia—. Dentro de dos horas Minho va a convertirse en rey. No hay lógica en el mundo que explique eso.

—¿Qué has dicho? —preguntó Jisung tras ellos. Se había acercado sin que nadie se percatara de su presencia. Cansado de esperar en su habitación, había estado curioseando por el interior de la villa. Al ver a los miembros del Consejo retirarse, corrió al salón en busca de Minho. Sus ojos volaron hasta él, que salía de la sala de reunión junto a Hyungsik. Se había estrujado la cabeza pensando en qué podría ser eso tan malo que él le estaba ocultando, pero jamás en la vida habría imaginado algo así. ¿Rey? No lograba entenderlo. No veía la jugada. —¿Es eso cierto? —le preguntó. Él le sostuvo la mirada. Con dos pasos acortó la distancia que los separaba y lo tomó del codo instándolo a acompañarlo. —¡Respóndeme! —exclamó enfadado.

Donde el cielo cae... [MINSUNG] SKZ •ADAPTACIÓN•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora