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—No sé qué le ocurre —dijo Lisa. Su larga melena negra ondeaba por la brisa que enfriaba el jardín.

Minho se quitó la gorra que llevaba puesta, se pasó los dedos por el pelo y después volvió a colocársela con un gesto violento. Apartó la mirada de él para posarla en la casa, mientras tragaba saliva con la boca demasiado seca.

—Sea lo que sea, está empeorando —le hizo notar Minho—. Es un vampiro y está sudando y tiene fiebre como si fuera humano. Eso es imposible, pero está pasando.

Lisa lo miró. En su perfil pudo ver una expresión dura y atormentada. El dolor que había en sus ojos era inmensamente profundo.

—Me gustaría ayudarlo, créeme. Jisung es mi amigo y haría cualquier cosa por él; pero no sé qué le ocurre, solo soy una enfermera. Conozco el cuerpo de los licántropos y también el de los humanos, y en ambos es normal tener fiebre de vez en cuando, las infecciones o que la nariz sangre. Pero en ustedes no tengo ni idea de qué es normal y qué no. Lo siento, Min —dijo en voz baja; y lo sentía de verdad.

Le tomó la mano para reconfortarlo, y acabo dándole un abrazo al ver lo afligido que se encontraba. De repente, una idea se coló en su mente. —Quizá… —empezó a decir.

—¿Qué? —se interesó el vampiro de inmediato.

—Cuando un humano se transforma en vampiro, ¿su cuerpo sufre algún cambio interno? Me refiero a la anatomía. ¿Cambia algo o todo se mantiene igual?

Un brillo de interés iluminó los ojos de Minho.

—Cuando un humano se convierte, es como si su cuerpo se congelara durante la transformación. Todo permanece igual salvo que algunos órganos y tejidos no funcionan, dejan de producir fluidos. Los cambios son a otro nivel: la piel se endurece, los sentidos se agudizan y la fuerza y la velocidad se multiplica —explicó él.

—Entonces, podríamos llevarlo al hospital durante mi turno y hacerle un par de pruebas. No perdemos nada intentándolo, al fin y al cabo, vuestra anatomía sigue siendo idéntica a la de un humano. Si hay algo extraño, lo veremos.

Minho la tomó por los hombros y le dio un fuerte abrazo.

—Gracias —susurró.

—No me las des, aún no he hecho nada. Llévalo esta tarde, sobre las siete. Lo tendré todo preparado.

Lisa tocó el claxon a modo de despedida y agitó su mano tras la ventanilla. Minho le respondió con el mismo gesto y se quedó mirando cómo el coche se alejaba por el camino. Eun Woo se levantó de la silla donde estuvo sentado todo el tiempo que Lisa pasó explorando a Jisung. Se acercó a Minho sin decir nada y se quedó inmóvil a su lado.

—Dime qué estás pensando —pidió Minho. Empezaba a conocer al chico.

—No te va a gustar. Y seguro que estoy equivocado.

—Sea lo que sea, quiero saber qué piensas.

Eun Woo embutió las manos en los bolsillos de sus tejanos y se le iluminaron las pupilas mientras pensaba cómo transformar en palabras sus pensamientos.

—¿Y si Lucifer le ha hecho algo? Ha estado en contacto con él varias veces.

Minho ladeó la cabeza y lo miró a los ojos sin ocultar su enfado.

—No debiste guardarle el secretito. Deberías habérmelo contado en cuanto supiste que un tipo que solo él podía ver se estaba paseando por el pueblo.

—Ya, igual que debí contarle a él el nuevo menú de tu dieta; pero no lo hice. —Eun Woo se encogió de hombros—. Además, no sirve de nada pensar en eso ahora. ¿Quieres que te lo cuente o no? —Minho asintió—. Todo apunta a que nosotros tenemos algo que Lucifer quiere, y si no lo tenemos, somos el medio para que lo consiga. Es evidente que ninguno moveremos un solo dedo para ayudarlo, a no ser que…

Donde el cielo cae... [MINSUNG] SKZ •ADAPTACIÓN•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora