De nuevo aquí, dispuesta a hablar de lo que te comenté.
Se trata de como has «interpretado» lo que yo quería decir con eso de que eres «muy joven». Siento haberte dado una impresión equivocada al ponerle pegas a «tu juventud». Quería ser sincera con mis dudas sobre ti; eres hombre, primer requisito para no fiarme, ni de tus palabras bonitas, ni de tus sentimientos hacia mí, y segundo, solo tienes diecinueve años, dos menos que yo.
Pensaba que quizá yo podría saber mejor lo que sentía, y que cuando digo «te quiero», no es fruto de confundir una mera ilusión con amor, como suele pasar de adolescente, o si aún no has vivido muchas experiencias o un amor bastante profundo.Y era por eso, Ben, por lo que tu juventud era una traba.
Pretendía dejar claro que mis sentimientos por ti, no se prestan ya para tener un mero «rollo» contigo. Hasta ahí, veía que estábamos de acuerdo..., pero al decir lo de «no jugar», no me esperaba que lo tomaras en ese otro sentido, ¿entiendes? Y sorprendente es la solución que le das, así, tan de sopetón... Me ha hecho tanta gracia..., madre mía, esa palabra yo ni me atrevo a pronunciarla, y mucho menos a escribirla. No te sientas mal o avergonzado por pensar que hablaba de «casarme», te confesaré que me ha gustado que te lo plantees, aunque hayas creído que era yo quien lo insinuaba. Pero no soy una persona a la que le guste hablar de compromiso. Como tú, también creo que el amor no soporta cuerdas, uniformes, máscaras, que lo arreglen y lo peinen, que lo moldeen o traten de darle ángulos, esquinas, aristas...
Es libre; de forma libre se presenta, libre se va y siempre vive en libertad.
Por algo no se le ve, es como la electricidad (tú de eso sabes), solo se conocen sus efectos..., o como en las enfermedades; no se ve el amor, solo a los enamorados.Al matrimonio no le tengo ninguna simpatía, y paso de él, pero aún así lo he pensado.
Y es por una razón muy secreta que voy a confesarte; cuándo quieras saber si una mujer está enamorada de ti, averigua como sea si ha tenido ilusiones de tener hijos contigo, incluso aunque diga que no quiere tener hijos en absoluto.
Si le ha rondado la cabeza esa posibilidad, es que está enamorada.Es algo que tengo muy hablado con mujeres de toda edad y condición; mis amigas, amigas de mi madre, mis tías... Es casi de cajón; si nos hace ilusión dar hijos a un hombre es porque lo amamos, no cabe duda.
Es sin duda nuestra mayor ofrenda como enamoradas.La experiencia de la maternidad es una meta segura para casi todas, por eso nos comemos tanto la cabeza con lo de la estabilidad, y por eso os mareamos tanto, creo yo.
Es un instinto subconsciente la mayor parte del tiempo; centradas en la seguridad sentimental, la seguridad material, la seguridad psicológica..., es una tendencia innata, y muchas de nuestras exigencias lo traslucen y ni nos damos cuenta.En fin todo esto son cosas a las que se dedica el corazón de las mujeres enamoradas..., no podemos evitarlo.
Te he confiado uno de los secretos femeninos más escondidos en esta época, en la que esto no ha cambiado, por mucho que así se crea. Más vale que sepas guardarlo (jajaja).En mis planes de futuro, el matrimonio, solo entra en la ecuación de mi vida, si su verdadera intención es que haya llegado la hora de decidirme a tener un hijo.
Como estoy enamorada de ti, confieso que no me ha quedado más remedio que pensar en eso en por algún instante, y entonces, pasar por encima de la idea de tener ese tipo de compromiso contigo.
Pero yo, todo eso lo veo tan lejano... Una cosa si creo; si fuera contigo, sé que seríamos muy felices. Te quiero.
Cambiemos de tema porque, aunque este sea hermoso, también me da «mal rollo», miedo...
En cartas de atrás, explico bastante bien que pienso igual que tú; nuestro futuro depende del tiempo que estemos juntos, y nadie puede saber cuánto será. Y, Ben, como te habrás dado cuenta, yo no tengo la cabeza en ello.
Soy incapaz de imaginarme dentro de dos años, del mismo modo que no puedo verte aquí dentro de..., semanas.
Es un defecto imperdonable, pues estar tan centrada en el presente, no solo me tiene obsesionada únicamente con tu ausencia, sino que además, impide que piense en mi carrera, o en que llegará un día en el cual tenga que ganarme la vida.
Sé que todo llega, pero jamás tengo la mente puesta en ello. Por eso debo ser tan miope; somáticamente se relaciona con el miedo al futuro.
Solo puedo tener en la mente que el presente que vivimos ahora siga siendo el mismo entre nosotros cuando vuelvas.Y volvemos al tema de; ¿qué somos?, ¿qué tenemos?, ¿qué tendremos cuando vuelvas?
Yo ahora lo veo así: somos uno, nos tenemos el uno al otro, ¿qué tendremos? No lo sé, Ben, el futuro se me da fatal.Hay una cosa al hilo de esto que quiero preguntarte: a mí no me van las convenciones sociales, las burocracias del amor, pero las tolero, las respeto y no puedo evitar que me arrastren. Ir en contra de los demás es cansado, aunque al principio sea divertido. ¿Y tú qué piensas?, ¿consideras que soy «tu novia»?
Si a mí me gustara la palabra «novio» la utilizaría, pero no la soporto.
Sin embargo, a veces me veo obligada a usarla para que se me entienda.
No me molesta ese uso que se le da en la actualidad; un chico que es tu relación o pareja, que es más que un amigo. Es la palabra en sí la que me suena mal. Vosotros lo tenéis mejor; «novia» suena bonito.Como ves, todo lo embrollan las palabras. Por eso quiero saber cuál es tu vocabulario en este asunto. Quizá puedas darme alguna idea nueva.
A mí me gusta cuando me dices «mi Auri»; más que nada porque es el «título» que más se ajusta a mí realidad. Me es difícil visualizar a «una yo» que no tenga nada que ver contigo.
En realidad ya no soy Aurora, a secas, soy «tu Auri». Ahora, para mí, oír mi nombre, es decir «la niña de Ben» (o la novia, si lo prefieres)
De ahí que te diga que somos uno. Puede parecer una peligrosa relación de dependencia, pero creo que es lo más normal del mundo, y no seremos ni los únicos, ni los últimos.
Haga lo que haga, siento que me defines...¿Es Ben, «mi Ben»? Gramaticalmente, es curioso hacernos estas preguntas.
Creo saber la respuesta, pero preferiría que la contestaras tú, porque quién sabe...
A lo mejor te parezco una exagerada y no estás de acuerdo. Calculo que recibiré tu respuesta en junio; esto del correo, no es todo lo bonito que parecía...Con lo mal que ha quedado mi memoria tras las elevadas ingestas de alcohol de días atrás, no sé si recordaré mis preguntas de ahora.
¡Si supiera cuándo llegan mis cartas...! Ojalá te hayan llegado al menos las cuatro primeras.
Ojalá llamases también. ¿Cuándo lo harás? Lo único que sé ahora es que llamas a primera hora de la tarde.
Y me preocupa que sea el sábado o el domingo, porque si nada lo impide, estaré en San Felices.
Y con el temor de perderme esa llamada, no estaré muy feliz, paradójicamente...
Trataré de convencer a Rocky para irnos después de las tres de la tarde. Pero el pesado del «Bruslee» quiere que lleguemos a las cinco.
En fin, ya se sabrá.Esta noche vamos a salir; han cogido mucha afición a hacerlo los jueves.
Pero mañana tendría que ir temprano a la facultad a recoger un certificado de matriculación por un tema de la tarjeta del banco.Mis primos también están dando quebraderos de cabeza en la familia; van a dejar el instituto los dos, y quieren hacer formación profesional. Bueno, me corrijo; es mi tía quién les pide que hagan algo en firme con sus vidas, a parte de su intención de hacerse famosos y vivir de su música. Pero de momento, solo Fran tiene intención de entrar en el conservatorio. Ya te contaré.
Ojalá llames mañana. En las siguientes cartas seguiré comentando las tuyas según las relea una y otra vez; ya se me irán ocurriendo cosas.
Cuídate, amor mío.
Espero que no te revienten trabajando a destajo, y cuando te desanimes, mira mi anillo; te recordará que tu sufrimiento es mi sufrimiento. Anímate, por mí, ¿vale?Tu Auri.
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De Salamanca a Hamallaj
RomanceAurora creía ser demasiado complicada o "rara" como para que un chico se enamorara de ella, pero conoció a Ben, y él cambió eso para siempre. Su historia de amor fue preciosa, idílica y romántica, pero también triste, complicada, y fugaz... Ellos y...