A ver..., ¿qué puedo contarte?:

5 2 0
                                    

10 de junio, jueves.

A ver..., ¿Qué puedo contarte?:

Acaba de decir el profesor que quedan veinte minutos para terminar.

Estoy en clase, en un examen. Ya lo he terminado y ha sido una locura..., ya te contaré. Ahora temo que algún compañero mire hacia atrás y le de por mirar lo que estoy escribiendo... (jajaja). Es la una, acaba de darla el campanario de La Catedral. El examen ha consistido en solo dos preguntas; la primera me ha salido bien, pero la segunda está más bien floja.

Cuando se empiece a ir la gente me iré, y te seguiré escribiendo en casa. Es divertido esto de escribirte en medio de un examen... Te quiero.

Ya empiezan a irse los primeros... Me voy yo también... Mierda, acaba de marchase el profesor al otro aula, a ver si vuelve... me sobraba un folio del examen y por eso me he puesto a escribir, ya está aquí, te dejo, hasta la próxima línea: para ti, dentro de un instante... H.P. (jajaja)

Hola, Ben. Ya estoy otra vez frente al papel. Ya ves que es uno especial, ya te dije; el que usamos en la facultad para los exámenes... Esta mañana me puse a escribirte en él, porque me dieron ganas de hacerte partícipe de este drama que vivo siempre por estas fechas. La locura que te comente es que me he presentado al ejercicio sin apenas leer nada, solo diez hojas que tenía de apuntes, y entre eso y lo que recordaba del septiembre pasado, intente desenvolverme... Por lo menos es un examen rápido, el profesor solo te permite presentar dos folios por una sola cara, yo me hice con cuatro porque uno lo iba a utilizar para esto (jajaja). El sobrante lo necesitaba para elaborar el esquema previo a seguir en las respuestas; con las restricciones de este tío, hay que ser muy conciso y claro.

Hoy he leído esta cita, a ver si te gusta: «Tal vez tengamos alas invisibles porque cuando estamos llenos de amor parece como si pudiéramos volar.»

Hoy también es un día menos, y mañana me llamas. Es muy probable que todavía no sepas nada sobre cuando volvéis. Se me olvidó decirte ayer que mi padre habló (¡Oh, milagro!); dijo que os han enviado las boinas nuevas para el desfile de bienvenida aquí..., con lo cual, se supone que no tardareis en hacerlo... Al menos eso ha dicho mi padre. Está algo cabreado porque con lo de la paz en Kosovo y la intervención, dice que al final pedirán la maquinaria aquí y él tendrá el triple de trabajo.

Hoy ya terminó la guerra, por fin... Una guerra que comenzó casi cuando nos conocimos, nos separó y ahora, a su fin, deberíamos volver a estar juntos hasta el final, esta vez de lo nuestro. De todas las cosas que imaginé que viviría en mi futuro amoroso, nunca se me ocurrió que una guerra tendría un papel tan importante.

Tengo la sensación de que te acercas cada vez más, y que lo que viene después, contigo, será indescriptible, más que fabuloso..., no hay epítetos. ¿Mágico? Quizá sea el que mejor lo defina, ¿verdad? H.P., cielo.

¡Cuánto te quiero, amor mío!... Las rosas que dibujaste en los folios me encantan. Espero que no se te suba a la cabeza lo que voy a decirte, pero me estás haciendo muy feliz..., a pesar de todo, de la distancia. Y, ¿sabes como veo yo el futuro? No lo veo porque me ciega; tiene una luz tan brillante que no puedo ver nada...

Gracias, Rubén, por estar ahí, por haber decidido nacer (aunque fuera dos años después de que yo). Gracias por ser tú. Te amo. Así veo yo tus rosas: <3 <3 <3 <3 <3 <3

Estoy algo cansada, mi cuerpo ha perdido un poco la noción de los días con tanta noche pasada en vela. Me alegro en parte de que no puedas verme ahora; debo tener unas ojeras enormes y cara de zombie.

Aún quedan tres exámenes que hacer, y un trabajo sobre un libro a presentar el día diecisiete; pero Bego, que es mi ángel particular, y una santa, todo hay que decirlo, me ha dejado su libro y su trabajo..., me siento avergonzada. Espero poder devolverle el favor algún día.
Hoy debería bajar al centro para hacer fotocopias de sus apuntes, y así podría ver ya una nota que ha salido; la del examen del pasado lunes, pero me asusta. A una compañera la han suspendido por sus faltas de ortografía. Y a mí, apenas me dio tiempo a repasar el examen aquel, ya te conté. ¿Ves? Acabo de poner a con h delante... No sé si ir; lo peor de los exámenes no es hacerlos, para mí la peor parte es ir a recoger las notas. Es cuando peor lo paso, ¡qué le voy a hacer!
Si ya estás aquí en la primera semana de julio, a lo mejor puedes acompañarme un día. Ya lo verás; se me pone cara de mártir. Es seguro que aún tendré que recoger notas en julio. No todos los profesores son tan rápidos como el del lunes, más bien es al contrario.

Hoy la carta ha sido bastante sosa y deja mucho que desear... Lo que ocurre es que mentalmente estoy exhausta, no doy para más; lo siento, cielo. Te prometo que las siguientes serán mejores.

Te quiero con locura.

Tu Auri.

De Salamanca a HamallajDonde viven las historias. Descúbrelo ahora