Hola, amor mío..., te quiero:

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«Lloro leyendo tus palabras porque ciega mis ojos la luz de tu corazón.

Se desliza suavemente, entre los huecos y túneles secretos de mi cuerpo, una conmovedora sensación ante los sentimientos de mi dios en la tierra: tú.

Asombras, con caricias de infinito, los mecanismos sensuales de mi mente..., y me dejo llevar por el roce delicado del amor que quiero sembrar en tus labios.

Sueño con penetrar a través de tu grandiosa mirada, la emocional maravilla que trazan tus pensamientos de mago; que con su alquimia introducen tu amor en los poros de mi piel..., que con su hermosura hechicera, me tienen entregada al solo hecho de tu existencia.»

9 de junio, miércoles.

Hola, amor mío..., te quiero:

Hoy han llegado tus cartas, tus sorpresas y las rosas; ya me has regalado ocho. ¿Cómo?, ¿que tú solo recuerdas siete? Olvidas la que me regalaste a través de Dani, y que luego me sirvió como ,«aparato de tortura», para acariciar tu rostro en el banco de la plaza de Santa Eulalia. No puedo dejar de contarla por aquello, y porque está aquí con las demás, en el mural de las fotos..., un recuerdo más. ¿Crees que soy algo fetichista? Sí, lo soy, y a mucha honra.
Mi caja de recuerdos es uno de mis mayores tesoros. Las rosas son una maravilla..., gracias.

Hoy la carta tendrá que ser larga, y eso que mañana tengo otro examen y ni me lo he mirado aún. Pero la vida es cuestión de prioridades... No te preocupes; es otro examen con apuntes y libros..., pero una asignatura de primero; tengo que aprobarla sí o sí. ¡No voy a pensar en eso! No quiero amargarme y ahora soy muy feliz.

Con estas últimas cartas te has superado a ti mismo; enhorabuena. Me han dado ganas de hacer huelga de «bolígrafo caído», porque no sé como voy a igualarte esta vez. Algo se me ocurrirá...; eso espero.

Pero antes de nada, voy a contarte mi examen de hoy: era una asignatura del mismo profesor que la del lunes, y nos lo ha vuelto a hacer; esperar media hora hasta poder empezar, al menos nos dió dos horas y media para hacerlo.
He estado bastante relajada y ocupada, es lo que tienen estos exámenes; entretienen mucho. Tienen su razón de ser; te piden madurez y no memoria, que conozcas el temario, que sepas manejar la información y hacer luego una exposición clara y reflexiva.

Pero el de mañana es el último examen de este tipo. En los que me restan hay que empollar, aunque yo jamás lo hago; soy de las que leen tres o cuatro veces (a veces solo una), y se quedan con las ideas principales; el resto me lo invento. Yo por esto siempre digo que mis exámenes son creativos y verdaderos esfuerzos de lógica, intuición e imaginación.

En resumen: Ben, tu novia es un auténtico desastre en los estudios. Pero siempre he tenido suerte en ello, siempre salí airosa. Puede que me ayude algún día en las cosas con fin lucrativo, pero aquello en que de verdad soy una experta, no produce ni oficio ni beneficio.

¡Ay! La vida sin tenerte como prioridad es un asco...
¿Qué será de mí?

Dejemos estos temas «espeluznantes» y pasemos al momento de hablar contigo, cielo.

«Primer tema» (jajaja; ha sido muy gracioso que me sigas la corriente en esta forma de organizar la conversación).

Lo primero: Te quiero. Hoy te enterarás por fin de cómo y cuánto; me refiero a mis cartas. Espero que el viernes, cuando llames, las hayas rumiado lo suficiente y lo tengas claro.

Lo segundo: oye, ese pañuelo... ¿es para mí? Quiero decir..., ¿para siempre? Es que puedo utilizarlo para atarme a cierta persona, cuando vuelva, en más de un sentido, y jugar...
Gracias también por el papelito con las frases; por fin podré llevarlo encima y leerlo cuando sienta el dolor ese que a veces me da, al echarte de menos..., tanto. Más que decirte que acertaste, tengo que decir que «acerté»...; porque sabía que ibas a poner esas dos citas, pero también había deseado que pusieras algo nuevo, algo tuyo, que saliera de tu corazón; y así ha sido... ¿Qué solemos decir cuando nos pasa esto? Sí, indudablemente: magia, o H.P. (Hokus Pokus, cielo, nuestra canción de Roxette, no otra cosa, jajaja)

De Salamanca a HamallajDonde viven las historias. Descúbrelo ahora