Hola, cariño:

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27 de junio, domingo.

Hola, cariño:

Hoy no hay mucho que contar.

Esta mañana he tenido una buena resaca.

En realidad podría contarte mucho; acerca de la juerga de ayer, por ejemplo.
Pero quizá sea innecesario..., bueno, es que deseo que sea innecesario, porque quiero que esto lo leas ya aquí. Me pasa como con las anteriores cartas, las que eran «dudosas». Es como una superstición..., quiero creer que todo, lo de anoche y demás, podre contártelo en persona, mucho mejor que por escrito.

Salimos porque se acabaron los exámenes, y ahora toda mi actividad será esperar; ay, la vida...
También sigo pensando como ayer; no me importaría seguir esperándote (si fuera otro, a lo mejor lo dejaba, pero siendo tú..., imposible, jajaja).

Me estoy preparando por si hay malas noticias; ya te dije ayer que no creo que seas tú quien se quede hasta septiembre, me lo dice el corazón, pero aún así...
Es increíble la situación tan irónica que se ha creado; anoche pensaba antes de dormir: «Llevo casi dos días deseando con desesperación que llamara, llorando y obsesionada con el teléfono..., y ahora, me veo deseando desesperadamente que no me llame hasta ¿el miércoles?, ¿el jueves?». Cuanto más tarde mejor y será más seguro; es lo que tú me has dicho... ¡Cómo es la vida!

Sé que vas a volver..., algo me lo dice; que tú no te quedarás. Desde que te fuiste prácticamente, sentí que serían estas las fechas... Si no fuera así, al arriesgarme al escribir con esta certeza, notaría una sensación rara en el pecho, unas punzadas dolorosas; es el lenguaje con el que mi corazón suele decirme que me equivoco al afirmar algo. En cambio no siento nada, mi corazón está en calma y en paz, eso sí, sin entusiasmo ni delirio; no se lo permito hasta que no nos den la razón a ambos.

Bueno, pues así están las cosas. Espero que estés bien y animado, y que hoy ya sepas algo.

Mañana, si llegan cartas, escribiré tanto como siempre que eso sucede.

¿Estarás ahora pensando en mí?

Te creo: esta frase se ha vuelto muy importante para mí después de estos días negros, aún no te la había dicho así...

Y te digo que yo te adoro, Ben. Quiero creer también, que te lo demuestro cada día.

Te quiero.

Tu Auri.

De Salamanca a HamallajDonde viven las historias. Descúbrelo ahora