↻ ◁ 001 ▷ ⇀

1.7K 139 0
                                        


┌─────❀◦❀◦❀─────┐

𝙳𝚎𝚜𝚊𝚢𝚞𝚗𝚘

└─────❀◦❀◦❀─────┘






└─────❀◦❀◦❀─────┘

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Narrador omnisciente:

Hacía calor. Era verano, y el aire denso se colaba por las ventanas abiertas, trayendo consigo el leve murmullo de la ciudad que apenas despertaba. No hacía falta encender la luz para ver; el sol ya se alzaba en el cielo, anunciando el inicio de un nuevo día. Un día importante. Pronto comenzaría el primer día de colegio y, para Layla, el primer día en la U.A.

Con pasos decididos, subió las escaleras de la casa y se dirigió a una de las habitaciones. La puerta estaba apenas entreabierta, dejando ver la pequeña figura dormida entre las sábanas revueltas. Katsuki dormía profundamente, su respiración acompasada y tranquila, muy distinto del niño rebelde que solía ser cuando estaba despierto. En ese momento, parecía inofensivo, casi angelical.

—Despierta —dijo con tono burlón, antes de lanzarle una almohada directamente a la cara.

El niño soltó un respingo y se incorporó de un salto, los ojos aún entrecerrados por el sueño.

—¡¿Qué te pasa?! —protestó con voz adormilada.

Layla cruzó los brazos y sonrió con diversión.

—Eres una monada cuando duermes.

—Cállate —gruñó Katsuki, tirando la almohada al suelo sin abrir del todo los ojos.

—A mí no me grites —replicó ella con una sonrisa—. Levántate y prepárate. Tenemos que ir a donde Inko.

El niño frunció el ceño, todavía sentado en la cama, y frotó sus ojos con los puños.

—¿Por qué? —murmuró con voz pastosa.

Layla suspiró y se acercó a la ventana para abrirla de par en par, dejando que la brisa matutina refrescara la habitación.

—Porque ahora yo voy a ir a la U.A y tú tienes que ir al colegio con Izuku —respondió, observando la calle. Aún estaba tranquila, con solo un par de personas madrugadoras caminando por las aceras.

Katsuki permaneció en silencio por un momento antes de soltar la pregunta que siempre rondaba en su cabeza:

—¿Por qué papá y mamá nunca están?

Layla sintió un nudo en el estómago. Se giró lentamente y apoyó la espalda contra el cristal, observando al niño, que ahora jugaba con sus manos para distraerse.

𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝟐𝟑 {𝐃𝐚𝐛𝐢 𝐲 𝐎𝐜}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora