Layla entró de nuevo al edificio. El pasillo parecía más largo de lo habitual, los focos del techo zumbaban levemente y su eco se mezclaba con murmullos lejanos que venían del gran auditorio. Caminó con paso firme, aunque por dentro sentía un temblor constante en el pecho. Llevaba días intentando respirar con normalidad, pero era difícil cuando todo alrededor parecía estar apretándole el cuello.
Se fue directa al baño.Empujó la puerta con la palma temblorosa y se encerró en uno de los cubículos, bajando la tapa y sentándose un momento, solo para respirar. Tenía el corazón latiendo demasiado fuerte, casi en la garganta. "Cálmate", se decía una y otra vez, pero su cuerpo no obedecía.
Pasaron unos minutos antes de que pudiera obligarse a levantarse. Salió del cubículo y fue al lavabo. El sonido del grifo ayudó un poco; llenó sus manos con agua fría y se mojó la cara. El contraste le dio un pequeño sobresalto, pero también la ancló a la realidad. Respiró hondo. Otra vez. Más lento.
Se observó en el espejo. Tenía ojeras oscuras bajo los ojos, la piel pálida y una expresión que no reconocía. Sus pupilas estaban dilatadas, sus labios apenas separados. Se veía agotada, desgastada. No solo físicamente... también mentalmente. Como si en cualquier momento pudiera romperse en mil pedazos.
Tragó saliva. Se apoyó en el borde del lavabo, las yemas de los dedos presionando la cerámica con más fuerza de la necesaria. Cerró los ojos un momento. Recordó la voz de su hermano, deseándole suerte. A Inko deseando que lo disfrutara. Y a Endevor, susurrando amenazas. Sintió una punzada de rabia contenida justo en el pecho, mezclada con miedo, impotencia, y una pizca de orgullo que aún sobrevivía bajo todo eso.
A lo lejos, desde el sistema de altavoces, empezó a sonar una música animada, esas que siempre usan en eventos para aparentar entusiasmo, aunque todo lo demás se esté cayendo a pedazos.
— ¡Y ahora, damas y caballeros! El momento que todos estaban esperando... ¡el ranking anual de los mejores héroes en formación! —gritó la voz del presentador, con ese entusiasmo desbordante que a ella, ahora mismo, le parecía un ruido más.
Layla se quedó completamente quieta, el agua todavía escurriendo por su barbilla, goteando silenciosa sobre la porcelana. No se movía. Solo escuchaba. Sintió cómo su estómago se apretaba.
Iba a salir, a fingir que no pasaba nada, cuando la puerta del baño se abrió con un chirrido leve. Una cabeza rubia asomó, el flequillo un poco desordenado y las alas rojas plegadas contra su espalda. Keigo apareció con su sonrisa habitual... pero esta vez, no era tan grande. Sus ojos estaban levemente fruncidos, la expresión entre bromista y preocupada.
— Ey —dijo con voz más suave de lo normal—. Están a punto de decir el top tres. Pensé que querrías estar.
Layla lo miró desde el espejo, sin moverse aún. En su reflejo, él parecía brillante, vivo, una contradicción de ella misma. Asintió despacio, sin hablar. Caminó junto a él hasta el borde del escenario. Desde allí, podía ver a todos los estudiantes sentados, a los profesores, a los superiores de la agencia Oro... y, por supuesto, a las cámaras.
— En el puesto número tres... ¡Keigo Takami! —anunció el presentador con su voz estrepitosa, amplificada por los altavoces con una energía que rebotó en las paredes del auditorio.
Un par de fuegos artificiales de papel cayeron desde lo alto del escenario mientras Keigo levantaba las manos en señal de victoria, sus alas desplegadas ligeramente como si fueran parte del show. Caminó hacia el escenario con ese aire bromista que tanto lo caracterizaba, saludando con exageración al público, incluso mandando un beso a la grada donde estaban sus compañeros.
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𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝟐𝟑 {𝐃𝐚𝐛𝐢 𝐲 𝐎𝐜}
FanfictionUna historia inusual de Dabi, aquí no os encontraréis a un Dabi yandere que solo quiere secuestrar y matar. Esta historia Dabi es un ser humano, tiene sentimientos y comete errores (al igual que la prota) Contiene Spolier del Manga desde el primer c...
