Una historia inusual de Dabi, aquí no os encontraréis a un Dabi yandere que solo quiere secuestrar y matar. Esta historia Dabi es un ser humano, tiene sentimientos y comete errores (al igual que la prota)
Contiene Spolier del Manga desde el primer c...
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All for one se encargó de tener a Lilith ocupada. En los últimos tres meses solo pudo ir a visitar a Rei y a Dabi tres veces. Y la última de ellas se preocuparon un poco.
Había bajado de peso, estaba muy pálida y hasta le costaba respirara. Todo el trabajo que tenía que hacer le hacía tener que saltarse comidas, y perder las pocas horas de sueño. De mientras buscaba información se topó con algunos otros villanos, tenía heridas y moretones de las peleas.
Parecía que le habían dado una paliza, pero All for one le dijo que hoy se tenía que reunir con ella, suponía que era por el tío enmascarado.
— ¿Para que quería verme? - preguntó y se sentó en la silla, se había mareado. No llevaba su ropa de asesina, llevaba un normal y una capucha para que no se le viera la cara.
— Se quién es - pronunció rápido sin mirarla, pero no decía nada más.
— ¿Quién? - sentía presión en su pecho, era algo malo si ya no se lo había dicho.
— No puedes saberlo - ella abrió los ojos y soltó una risa amarga.
— ¿Por qué no? - quiso saber.
— No soportarías la traición - sonó serio, Lilith suspiro enfadada.
Llevaba años detrás de él y ahora tenía delante a alguien que sabía quién era.
— Ve con Shigaraki y el resto, esta noche será complicada.
Ella se levantó y sin decir nada se fue de allí. Tendría que descubrir por su cuenta quién era el de la máscara. Pero ahora tenía que ir al laboratorio de Overhaul.
Algo iba mal claramente, era una simple entrega. No hacía falta que Lilith estuviera allí, a parte de que se encontraba fatal. En cualquier momento se desmayaría. No podía comer nada en el camino y le dolía el tobillo por un encuentro con un idiota la noche anterior.
Tenía que tener la mente despejada, Overhaul trabaja con All for one. Pero podían traicionarse de un momento a otro. Y eso sería un problema, ya que ellos enviaban munición a la liga.
— ¿Donde estabas? - pregunto Tomura rascándose el cuello.
— Eso no te importa - no tenía un buen humor y se veía desde lejos que estaba enferma.
