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Los hermanos
Bakugo

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Layla ya podía caminar después de dos meses de rehabilitación

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Layla ya podía caminar después de dos meses de rehabilitación. Keigo, Edgshot y Inko la iban a ver todos los días. No hablaba casi nunca, hasta un día el rubio con alas explotó. Empezó a gritar porque no podía aguantar más con el dolor que tenía. Se sentía culpable y verla en la camilla así era lo peor. Ya no parecía tan desnutrida y recupero el color de su cara.

Tuvieron que calmarle y al día siguiente fue para disculparse.

Pero hoy no venía nadie, eran ya las siete de la tarde y estuvo en su habitación. A la mañana en rehabilitación pero nada más.

Se levantó para ir al baño, tenía ropa de deporte que Rumi le había dado. Tardo unos minutos y luego volvió. Poco después oyó la puerta abrirse, Layla miraba por la ventana como unos niños jugaban en un parque, no se dio cuenta de que alguien había entrado.

Fue silenciosamente y hasta se quedó sin respiración.

— Lay - esa voz, estaba más madura pero siempre reconocería a ese pequeño monstruito.

Se dio la vuelta y le vio allí, después de cinco años. Ya había estado cerca de él para protegerle sin que lo supiera, pero jamás hablar con Katsuki. Tenía su uniforme de la U.A acababa de salir de clase después de estudiar, tenían cerca los exámenes. Tenían casi la misma altura, él era un poco más alto. Su rostro estaba definido, sus ojos rojos tan desatados por los hermanos brillaban. Casi con las lágrimas saliendo.

— Lo siento - logro pronunciar ella.

Se sentía muy culpable, podría haber vuelto en cuanto salió del secuestro verdadero pero decidió esconderse. Podría haberle ayudado y darle consejos. Nada de eso pasó. Su mente estaba nublada.

Solo sintió como la rodeaba, la última vez que le abrazo le llegaba al pecho. Su hombro se mojaba de las lágrimas del hermano pequeño. Ella solo se rompió aún más dejando que también llorará. Hacía mucho que no lo hacía y se sentía tan bien al fin poder expresar algo. Desde que salió sus emoción se apagaron completamente y Katsuki era la única razón para llorar o sonreír.

— No te vuelvas a ir - rogó una y otra vez ocultando su cara - por favor no me dejes otra vez.

Ahora si su corazón se rompió en pedazos. No podía cumplir esa promesa, ya tenía un plan que había creado al estar aquí encerrada. Tenía que ver a Dabi y empezar con ello. Los superiores de oro caerían dentro de poco y mucho héroes más.

— No me iré - beso su cabeza dando pequeñas caricias.

— Dicen los médicos que te darán el alta antes de las vacaciones de verano, podemos estar juntos - se separó para llevarse las manos a la cara y quitarse las lágrimas.

— Tienes que contarme muchas cosas - intento sonreír pero no pudo, se sentía tan inútil.

Se sentaron en la cama y simplemente dejaron que el tiempo pasará. Parecía irreal estar en frente del otro. No se lo creen aún, hasta tenían miedo de que fuera un sueño.

Poco después alguien tocó la puerta y giraron sus cabezas. Inko sonreía, pronto lloraría otra vez. Detrás de ella estaba Izuku sus nervios se notaban. Llevaban dos bolsas llenas de tápers. Iban a cenar allí.

Ellos eran las únicas personas con las que Layla podía abrirse un poco, aún que solo sean dos frases. Ella no podía creer que habían crecido tanto en tan poco tiempo. Se había perdido mucho.

Cenaron bien, se podían ver algunos dejavus de cuando los hermanos Bakugo iban a su casa y cenaban allí. Pasaron las horas y ya tenían que irse.

Volvió a estar sola, pero ahora el sentimiento era más fuerte. Quería estar con Katsuki. Intentó dormir pero solo conseguía dar vueltas en su cama. Estaba demasiado nerviosa.

Hasta se asusto cuando alguien tocó la ventana. ¿Quien toca la ventana de un hospital a las cuatro de la noche? Se dio la vuelta y salió de entre las sábanas.

Abrió el cerrojo y dejó entrar la brisa fría. Era esta relajante. Pero se asustó al ver a alguien entrar. Su primer reflejo fue un puñetazo en la cara e iba a dar otro golpe cuando se cayó al suelo pero le reconoció.

— ¿Que haces aquí? - pregunto.

— Venir a verte - dijo obvio - ¿Que tal estas? - pregunto levantándose del suelo.

— ¿Cómo quieres que este Dabi? Hay héroes en cada esquina y solo me fío de tres. Los superiores de oro han intentado venir unas cinco veces y seguramente a matarme.

Todo pintaba muy mal.

— ¿Que harás? ¿Tienes algún plan? - inspeccionó toda la habitación.

— Volver a ser heroína - comento normal y el otro se quedó congelado.

— Irán a por ti en cuanto bajes la guardia - no se fiaba, sabía que se podía cuidar sola pero seguía preocupándose.

— No me prestaran atención si ven que les están arruinando el sistema - estaba orgullosa.

— ¿Que tengo que hacer? - dijo dispuesto a ayudar y se miraron a los ojos...

— ¿Que tengo que hacer? - dijo dispuesto a ayudar y se miraron a los ojos

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Aquí capítulo después de hace mucho

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𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝟐𝟑 {𝐃𝐚𝐛𝐢 𝐲 𝐎𝐜}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora