Una historia inusual de Dabi, aquí no os encontraréis a un Dabi yandere que solo quiere secuestrar y matar. Esta historia Dabi es un ser humano, tiene sentimientos y comete errores (al igual que la prota)
Contiene Spolier del Manga desde el primer c...
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Ya habían pasado dos semanas desde la explosión. Lilith se había recuperado del todo y vigilaba a todos ellos día y noche. Descubrió el pasado de Toga y ella no tenía nada que ver con eso del topo. Kurogiri no estaba seguro, cuidaba muy bien sus movimientos y todas sus palabras. No encontró nada.
Ahora de noche logro dormir una hora con pesadillas incluidas. Estaba en su cocina o en esa supuesta habitación. Solo tenía una nevera y un microondas. Tenía un café en mano para poder tener algo de energía, llevaba dos días sin comer y eso hacía que cada vez que utilizase su quirk la debilitará.
Le gustaba el silencio de la madrugada, aún que una puerta abrirse la puso alerta. Todos deberían de estar dormidos. Fue lentamente hacia la puerta principal de su piso sin que las tablas del suelo chirriaran. Miro por el cristalito y vio a Dabi salir de su apartamento.
Estaba algo tenso y se aseguraba de que nadie le viera. Rápidamente ella se vivió con algo más abrigado para salir sin que le viera. Vino una tormenta esa semana y hacia frío.
Salió por la ventana y aterrizó en la parte trasera del edificio. Fue con sigilo hasta donde él se encontraba. Iba a pasó rápido y ella por detrás con varios metro de separación para que notase que estaba allí.
Entraron a la ciudad de Tokio, Lilith decidió ir por los tejados y así verle más fácil. Se metía por callejones con su capucha puesta. Pasaba por sitios muy poco transitados.
Ella no se dio cuenta pero llegaron al hospital psiquiátrico de la ciudad. ¿Por qué estaría allí? Se preguntaba una y otra vez.
El pelinegro solo se sentó en una banca y miraba a las ventanas. Intentaba adivinar a cual era. La chica solo reconoció a una paciente, Rei Todoroki. Pero no podía ser ella el porque Dabi venía aquí, tendría que ser otra cosa.
Pasó una hora hasta decidió levantarse. No iba de camino de vuelta, se dirigía a otro lado. Ahora se alejaban de la ciudad, en una parte más rústica, más pobre que las grandes casas de Tokio.
Se paró en frente de una verjas y las abrió sin dificultad alguna. Era un cementerio, iría a visitar a alguien. Paso hasta casi al final del lugar, y en un momento giró a la derecha. La mayoría de las tumbas no había nada, ni flores.
Se paró en una y se agacho se cuclillas mirando el nombre, no lo lograba ver desde allí.
Esta vez se quedó más rato, a lo mejor era esa persona que le dijo que mataron y era importante para él. No lo sabía, pero lo haría.
