Capítulo 5

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Día 8 de 365. 

Todavía no suena el despertador cuando estoy acostado en la cama, con mi pene metido dentro de una hermosa rubia, quién está encima mío, haciendo constantes movimientos de arriba a abajo. Tengo mis manos en su firme trasero, y las subo hasta esos senos grandes y perfectos. 

Ver ese rostro lleno de placer, con su respiración entrecortada y sus jadeos, me excita aún más. 

Estoy por acabar, pero un ensordecedor ruido que consigue hacer retumbar todo, nos interrumpe abruptamente. 

- ¿Eso fue una explosión? - pregunta confundida, con su voz jadeante. 

- ¡¡¡DEXTEEEEEER!!! - grito. 

La aparto de encima mío y me paro. No tardo en ponerme la primera ropa que encuentro a mano. 

- Afuera hay alguien que puede llevarte a tú casa. - es lo último que digo antes de salir. 

Bajo las escaleras pisando con fuerza, con mi ceño fruncido, al borde de un colapso de ira. 

Una vez que salgo de la casa, encuentro en el jardín al responsable, quien me mira con sus ojos bien abiertos y una sonrisa tensa. Hay una enorme nube de humo gris junto al muro, e incluso a lo lejos veo un poco de fuego. 

- ¿¿¡¡PERO QUE DIABLOS HA SIDO ESOOOO!!?? - exclamo con todo lo que me da la voz. 

- ¡Me dijiste que probara los explosivos! - se excusa Dexter cuando quedo junto a él. 

- ¡PERO NO HACIENDO ESTALLAR LA PROPIEDAD! - continúo gritando furioso. 

- En mi defensa, el cabrón llevaba la razón cuando afirmo que eran el doble de potentes. - sigue. - No solo explotan con el doble de intensidad, sino también con el doble de perímetro. - hace una pausa, mientras yo lo sigo mirando indignado. - No le calcule bien a la zona de detonación. - agrega meneando la cabeza. 

- Ah, ¿enserio? No me pareció. - comento con sarcasmo. 

El humo de a poco se va esparciendo con el viento, y puedo ver con mayor claridad el enorme agujero que ahora hay en la pared de concreto que rodea la propiedad. 

Comienzo a sentir la vena de mi frente a punto de explotar, al igual que mi cabeza. 

- Yo repararé el hueco en el muro. - habla. 

- Por supuesto que sí. 

- No le digas a Izan que le he prendido fuego a todas sus plantas. - sigue. - Se tomara un vuelo solo para darme una pala contra la cabeza. 

- Lo considerare.

Continúa observándome en silencio, yo sigo con mi ceño fruncido. Estoy a un paso se llevar mis manos a su cuello y estrangularlo hasta que su cara se torne violeta. 

- Te ves muy bonito está mañana. - agrega con una de sus sonrisas encantadoras de revista. - ¿Buen sexo matutino? 

Pongo los ojos en blanco. - Vete al carajo. - hablo con fastidio. - Pero antes arregla este desastre. - me doy la vuelta y me encamino de vuelta hacia la casa.  

- Dalo por hecho. - oigo que dice a mis espaldas. Levanto el brazo y le enseño el dedo medio. - ¡Buenas vibras para ti también! 

Al entrar de vuelta, me cruzo con el niño, quien va bajando las escaleras en pijama, que consiste en una remera que le queda demasiado grande para ser de él, al igual que unos shorts y esas zapatillas naranja chillonas. Lleva una mirada somnolienta, rascándose la cabeza. 

- ¿Qué ha sucedido? - pregunta entredormido. - Todo en la habitación se ha sacudido como un temblor. 

- Nada. - respondo en seco. - Vuelve a tú habitación. - me encamino hacia la cocina. 

Estoy Pensando en Ti (Mafia Marshall VI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora