Capítulo 31

1.6K 202 30
                                    

Llegamos a Nueva York.

Fuimos directo a la casa familiar de los Marshall, aquella que es el centro de reunión incluso antes de que naciera mi padre. Sin embargo ya nadie vive allí, solo la usamos cuando nos juntamos todos por alguna ocasión. 

El auto que nos recogió en el aeropuerto se va adentrando a la propiedad, y cada vez que nos vamos acercando más, yo siento como el nudo en el estómago se intensifica, pareciera que me han dado una patada. 

Como quisiera poder zafar de todo esto. Y así evitarme la mirada juzgonas que percibo sobre mi, aunque tengan unas sonrisas en sus rostros, o, las palabras de reproches silenciosas. Se que todos están aguardando que la vuelva a  cagar. 

Mis pensamientos son interrumpidos cuando siento su mano apoyarse encima de la mía, y acariciándola. Instintivamente giro mi cabeza y lo miro. Rain me observa con esos ojos expresan tanto, y esa sonrisa tan dulce y encantadora. 

- Deja descansar a tú cabeza. - susurra con su voz suave. - No pienses y analices tanto las cosas. Solo conseguirás hacerte daño. 

Y allí está de nuevo esa sensación… De que todo a mi alrededor es en tonalidad gris y opaco, y es como si el sol saliera por un costado y se volviera naranja y brillante, lleno de vida. 

- Ojala supiera como hacerlo… - murmuro.   

- Trata de desviar esos pensamientos invasivos pensando algo bueno en su lugar. 

Tú eres lo único bueno que me ha pasado. 

Decido no privarme de mi privilegio, y apoyo mi mano en su nuca para atraerlo hacia mí, a la par que yo me inclino hacia adelante. Nuestros labios se unen en un beso que él me sigue rodeando mi cuello con sus brazos. 

Es un beso suave y dulce, que me resulta tan reconfortante últimamente. No puedo decir que el malestar desapareció, sin embargo es menos intenso que hace un rato atrás. 

Cuando nuestros labios consiguen la fuerza de voluntad suficiente para separarse, Rain continúa abrazando mi cuello, y las puntas de nuestras narices se tocan. No apartamos la mirada del otro.

Apoyo mi frente contra la suya. Y no puedo poner en palabras el alivio que me recorre. 

¿En qué momento este maldito niño se volvió mi lugar seguro?  

La forma en la que se comportó conmigo cuando le conté lo de mi enfermedad es algo por lo que siempre le voy a estar agradecido. Es la primera persona a la que se lo digo, y ha sido tan difícil para mí hacerlo, que obtener esa respuesta de apoyo y comprensión ha significado tanto. Era lo que necesitaba… 

- Rain… - comienzo a decir. - Escucha…

- Lo sé. - me interrumpe. Lo miro sin entender. - Se que debemos mantener la apariencias para que no se entere tú familia y mi hermano. 

Ah diablos. No había pensado en eso. Es verdad… 

Van a estrangularme entre todos si se enteran que traspasé los límites con un muchachito de 20 años, que encima es el hermano de Miss Corea. 

- Si… eso… - y por más que trato de que mi voz suene firme y segura, se oye como todo lo contrario. 

- Tranquilo, lo tengo bien claro. - dice. Y él sí suena firme y seguro de eso. 

Asiento con la cabeza. Por algún motivo las palabras no salen de mi boca. Me dedica una dulce sonrisa y deja un beso corto en mis labios, para luego bajar los brazos. Vuelve su cuerpo hacia adelante, y yo lo imito. 

Confieso que no era lo que me esperaba. Y en parte un poco me dolió, aunque pienso que es la mejor idea. Aún así… 

Claramente no pretendía que bajáramos del auto tomados de la mano, ni que nos  besaramos delante de todos, o decirnos  palabras cursis en voz alta, porque para nada me gustan esas tonterías de demostraciones de afecto en público, que siempre consiguen ponerme incómodo, pero tampoco que lo aceptara con tanta naturalidad y sin rechistar. 

Estoy Pensando en Ti (Mafia Marshall VI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora