Capítulo 17

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Día 90 de 365

Han pasado tres meses desde que el niño llegó a la casa. Y en ese tiempo las cosas, dentro de todo, se mantuvieron igual. 

Nuestro trabajo en él clan va progresando y de a poco nos vamos afianzando aún más, dejando de lado la sombra que dejó Izan con mis hermanos, que pese que hace años que ya no forman parte del clan de nuestra ciudad, su presencia seguía muy marcada. Pasar de cinco Marshalls a uno solo deja un profundo hueco. El cuál estoy empeñado en tapar. Como me dijo una vez Ross "Tienes que dejar de pensar que le estás guardando el lugar a Izan, y tomar tú puesto como jefe."

Y es lo que pretendo. Ellos confían en mí, y no voy a defraudarlos. 

Al niño le enseñe a conducir, que para mi sorpresa no es tan tonto como creía y aprendió bastante bien. Eso, o que soy un excelente profesor. Me inclino más por lo segundo. 

Sin embargo, él sigue saliendo todos los días con su bicicleta, a recorrer todo el terreno que nos rodea, atravesando los muros. Logre convencerlo de que se mantuviera dentro de nuestra zona. Y con convencer me refiero a que le advertí que si lo veía fuera del perímetro permitido lo mandaría de vuelta a Corea de una patada en el trasero. Yo creo que entendió por qué llegó a verlo a lo lejos desde la ventana de mi habitación. 

Por las noches nos sigue cocinando. Y me sorprendí a mí mismo cuando comencé a notar que es el momento que más espero en el día. Hay cierta armonía cuando todos nos sentamos alrededor de la mesa y comenzamos a comer, mientras charlamos de temas que nada tienen que ver con el clan, que ya de por sí estamos la mayor parte del tiempo hablando sobre eso. Observa a todos con atención, como queriendo cerciorarse de que disfrutan la comida que preparo con tanto esmero. Y sonríe satisfecho cuando comprueba que así es.  

Me da cierta satisfacción verlo sonreír, y el escucharlo hablar sin parar. Estoy bien seguro de que se lleva el premio a la persona que más palabras puede decir por minuto, y eso que la competencia entre Novak y Dexter es fuerte. 

Se alejó por completo de aquel aura gris que trajo consigo cuando apenas llegó. Ahora todo en él es naranja. 

Hice bien el trabajo que me encargó Izan. Esa es mi principal motivación para todo esto. Hacer lo que me pidió mi hermano, luego de que él hiciera todo por mí. Y lo estoy cumpliendo.   

El niño incluso ya lleva un buen rato sin despertarse en medio de la noche. Ahora duerme de corrido. Yo, por otro lado, sigo con mis problemas de insomnio. Por lo que suelo despertarme y bajar a la cocina a tomar o comer algo. Y cuando entro allí no hay nadie. Mejor. 

¿No? 

Es de mañana cuando estoy trabajando en la sala común. Tecleo en mi computadora, mientras cada tanto le doy un sorbo a mi taza de café. Me encuentro solo, ya que los demás están con sus respectivas actividades asignadas, por lo que mi día ha comenzado bastante sereno, y eso me tiene tranquilo, incluso diría yo que estoy de buen humor. Claro, dentro de los parámetros que se puede considerar "buen humor" viniendo de mí. Pero al menos no tengo ganas de gritarle a nadie, ni dispararle a algún ser humano para oír sus lamentos cosa de así animarme un poco. Podría considerarse un logro. 

Pero como dicen, la paz dura poco. O al menos eso es lo que pienso cuando veo a Dexter entrar a la sala, con esa sonrisa de galán que tiene cada maldito día. No entiendo por qué se decidió por venir a arruinarme la existencia a mí, en lugar de irse de modelo a alguna agencia. Tiene cara para hacer propagandas de pasta dental. 

- Buenas noticias. - dice sonriente. 

- ¿Te mudas a otro país? 

- No. Y no  vas a querer que lo haga luego de que te diga que mi contacto en el senado nos liberó el camino para la exportación de los explosivos. - y dicho eso hace un bailecito de lo más ridículo. 

Estoy Pensando en Ti (Mafia Marshall VI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora