Estoy Pensando en Ti (Mafia Marshall VI)

Capítulo 23

Para cuando salí de mi habitación, él ya se había ido. Y no regreso en todo el maldito día. Ya para la noche estaba por mandar a todos los del clan a que fueran por él, pero me llegó un mensaje suyo antes de que diera la orden. 

"Llegó tarde, me invitó a cenar."

La ira volvió a apoderarse de todo mi cuerpo. Sentí un fuego dentro mío que pensé que iba a explotar y quemar todo a mi alrededor. Tenía unas profundas ganas de matar a alguien. 

Ya estaba en mi habitación, acostado en la cama, cuando lo escuche cerrar la puerta de la suya. 

Pase un buen rato caminando de un lado al otro, debatiéndome en si debía ir o no. Tenía la ansiedad elevada a un nivel por los cielos. Comencé a creer que haría un hoyo en el piso de tanto gastarlo yendo y viniendo, por lo que me detuve. Me senté en el borde de la cama, y no tarde en empezar a repiquetear la pierna, otra vez con ansiedad. 

- ¡Esto es estúpido! - me quejo, levantándome de un tirón. - Voy a hablar con él. 

Ansioso me detengo frente a su puerta. Alzo la mano, pero la freno en seco antes de impactar en la madera. 

¿Y si está con él? - y ese pensamiento me destruye por dentro. - No. No creo que lo haya traído a la casa. No. Él no haría eso. ¿Verdad? 

Con un nudo en mi estómago, y mi corazón hecho un bollito, me decido al fin por tocar.

Un minuto después la puerta se abre y lo primero que veo es su cara somnolienta. Al echar un rápido vistazo detrás suyo, veo que está solo. Y eso consigue calmarme enseguida. 

- ¿Estabas dormido? - le pregunto, y mi voz suena suave. 

- No, no, estaba escuchando música. - al verlo con más atención, noto que el cable de los auriculares le cuelgan del cuello y en su mano tiene el iPod. 

- ¿"Parachutes"? 

Asiente con una sonrisa, satisfecho. - Si.

- Está lloviendo... - comento, y me doy cuenta de la estupidez que dije cuando está ya salió por mi boca.

Comentando lo obvio. ¿Qué no quieres también decirle Astor que se baja abajo, y se sube arriba? 

- Si, lo sé por eso tenía las cortinas corridas, para poder apreciarla mejor. - me mira con una sonrisa divertida de lado. - Puedes estarte tranquilo que no tengo intención de pararme bajo la lluvia de nuevo y pescar otro resfriado. 

No me molestaría volver a cuidarte. - me doy otra de mis fuertes cachetadas mentales. 

Río levemente. - Pensé que podíamos empezar con la lista de películas. - digo. - Sigue las 3 de Harry Potter, que es mi favorita, y el clima esta ideal.

- ¿Es tú película favorita? - pregunta con un brillo en su mirada, abriendo bien los ojos. 

- Si.

- Claro, me encetaría. - accede. Queda pensativo. - Pero... ¿podemos ir por helado?

- Tengo otra idea. - comento. Me mira con desconfianza. - Te gustará créeme. Ven, vamos. 

Los dos bajamos a la cocina. Yo voy directo hacia la alacena, dónde guarde lo que compre en el mercado la última vez que fui. Se lo muestro, lo que en respuesta frunce el ceño. 

- ¿Qué es caramelos? - pregunta confundido. 

- No, mi niño. Esto son palomitas de microondas. - respondo con orgullo. - Y son dulces, vienen con caramelo dentro. El mejor complemento para una noche de cine.