Capítulo 12

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Dexter vuelve a impactar de espaldas, de un golpe seco contra la colchoneta. Lanza un quejido dolorido, y yo sonrío con satisfacción.

Hace 15 minutos atrás el rubio no tuvo mejor idea que desafiarme a un combate. Mala idea.

- Bien, bien, sigues siendo el mejor. - admite con desgano.

Camino hacia él. Le extiendo mi mano, la cual agarra y lo tironeo para ayudarlo a levantarse.

- Lo sé, soy Astor Marshall. - digo con orgullo. - Nadie puede con nosotros. Nunca lo olvides.

- Arrogante de mierda. - refuña. - Ya un día de voy a vencer. - agrega con una sonrisa divertida, altanero, apuntándome con el dedo.

- Si, el día que estén a punto de incinerar mi cuerpo, porque voy a estar muerto.

Abre la boca para replicar, pero se interrumpe cuando suena un fuerte trueno, que retumba en toda la sala de entrenamiento.

- Oh vaya, parece que se viene una linda tormenta. - comenta Milo, dejando las pesas que estaba levantando.

- ¿Saben que es lo que me gusta de las tormentas? - menciona Lari, quien está entrenando con un saco de boxeo. Se detiene y nos mira con una sonrisa pícara. - Tomar algo caliente y comer.

A Milo se le forma una sonrisa infantil. - ¿Y si convencemos a Juanito de que cocine algo? - inquiere. - Me estoy volviendo adicto a su comida.

Tengo que admitir que para ser que estaba bastante reacio a la idea de que el niño cocinara, ahora comienza a agradarme que lo haga. En verdad cocina bien. Nos estabamos acostumbrando a comer porquerías por la noche, ya que a ninguno de nosotros le gusta cocinar. Y las personas que contratamos para que lo hagan, nunca duran más de un mes.

No somos fácil de llevar. Eso también lo admito.

Los tres me miran. Resoplo. - Bien. - accedo. - Terminemos el entrenamiento aquí.

- ¡Si! - exclaman a coro, alzando los brazos.

- También necesito un café. - digo.

Y comer algo. Extraño los brownies que solía hacer Kai las tardes que llovía. También lo extraño a él, y a su capacidad de siempre alterarse para que no nos metamos en líos.

Los cuatro salimos de la sala de entrenamiento, y vamos para la casa. Al salir del encierro hermético de la morada, poso mi vista en la ventana de la biblioteca y me percato del clima caótico que hace afuera.

Parece el fin del mundo. El cielo está negro, pese a que aún es de tarde, acompañado de grandes nubarrones grises. Hay una fuerte ventisca que mueve con violencia las copas de los árboles, y la lluvia cae en magnitud y con brusquedad.

No está para estar afuera con esta tempestad. Lo que me lleva a pensar...

- ¿El niño ha vuelto? - pregunto extrañado, volviéndome hacia los demás.

Su irritante presencia no ha hecho acto de aparición en todo el día, desde que lo mande a andar en bicicleta para que cambiara esa cara de muerto que llevaba. Más le vale no haberse perdido porque ahí sí que lo voy a atár a un árbol con una correa, como la mascota del clan.

- Yo no lo he visto. - responde Dexter.

- Mmm... creo que no... - habla a la vez Milo.

- ¿Se fue hace mucho? - pregunta Lari.

Lanzo un quejido. - Búsquenlo arriba. - ordeno firme. Asienten.

Salimos de la biblioteca. Ellos suben rapidamente, y yo me dirijo hacia la entrada. - ¿Han visto al niño Hyun? - pregunto a los guardias que están de turno en la garita de seguridad. Me miran.

Estoy Pensando en Ti (Mafia Marshall VI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora