Dexter vuelve a impactar de espaldas, de un golpe seco contra la colchoneta. Lanza un quejido dolorido, y yo sonrío con satisfacción.
Hace 15 minutos atrás el rubio no tuvo mejor idea que desafiarme a un combate. Mala idea.
- Bien, bien, sigues siendo el mejor. - admite con desgano.
Camino hacia él. Le extiendo mi mano, la cual agarra y lo tironeo para ayudarlo a levantarse.
- Lo sé, soy Astor Marshall. - digo con orgullo. - Nadie puede con nosotros. Nunca lo olvides.
- Arrogante de mierda. - refuña. - Ya un día de voy a vencer. - agrega con una sonrisa divertida, altanero, apuntándome con el dedo.
- Si, el día que estén a punto de incinerar mi cuerpo, porque voy a estar muerto.
Abre la boca para replicar, pero se interrumpe cuando suena un fuerte trueno, que retumba en toda la sala de entrenamiento.
- Oh vaya, parece que se viene una linda tormenta. - comenta Milo, dejando las pesas que estaba levantando.
- ¿Saben que es lo que me gusta de las tormentas? - menciona Lari, quien está entrenando con un saco de boxeo. Se detiene y nos mira con una sonrisa pícara. - Tomar algo caliente y comer.
A Milo se le forma una sonrisa infantil. - ¿Y si convencemos a Juanito de que cocine algo? - inquiere. - Me estoy volviendo adicto a su comida.
Tengo que admitir que para ser que estaba bastante reacio a la idea de que el niño cocinara, ahora comienza a agradarme que lo haga. En verdad cocina bien. Nos estabamos acostumbrando a comer porquerías por la noche, ya que a ninguno de nosotros le gusta cocinar. Y las personas que contratamos para que lo hagan, nunca duran más de un mes.
No somos fácil de llevar. Eso también lo admito.
Los tres me miran. Resoplo. - Bien. - accedo. - Terminemos el entrenamiento aquí.
- ¡Si! - exclaman a coro, alzando los brazos.
- También necesito un café. - digo.
Y comer algo. Extraño los brownies que solía hacer Kai las tardes que llovía. También lo extraño a él, y a su capacidad de siempre alterarse para que no nos metamos en líos.
Los cuatro salimos de la sala de entrenamiento, y vamos para la casa. Al salir del encierro hermético de la morada, poso mi vista en la ventana de la biblioteca y me percato del clima caótico que hace afuera.
Parece el fin del mundo. El cielo está negro, pese a que aún es de tarde, acompañado de grandes nubarrones grises. Hay una fuerte ventisca que mueve con violencia las copas de los árboles, y la lluvia cae en magnitud y con brusquedad.
No está para estar afuera con esta tempestad. Lo que me lleva a pensar...
- ¿El niño ha vuelto? - pregunto extrañado, volviéndome hacia los demás.
Su irritante presencia no ha hecho acto de aparición en todo el día, desde que lo mande a andar en bicicleta para que cambiara esa cara de muerto que llevaba. Más le vale no haberse perdido porque ahí sí que lo voy a atár a un árbol con una correa, como la mascota del clan.
- Yo no lo he visto. - responde Dexter.
- Mmm... creo que no... - habla a la vez Milo.
- ¿Se fue hace mucho? - pregunta Lari.
Lanzo un quejido. - Búsquenlo arriba. - ordeno firme. Asienten.
Salimos de la biblioteca. Ellos suben rapidamente, y yo me dirijo hacia la entrada. - ¿Han visto al niño Hyun? - pregunto a los guardias que están de turno en la garita de seguridad. Me miran.
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Estoy Pensando en Ti (Mafia Marshall VI)
Roman d'amourAstor es el menor de los hermanos del clan Marshall. Desconfiado, escéptico, arrisco y malhumorado. Jun es el menor de los hermanos del clan Hyun. Amable, simpático, bondadoso y alegre. Dos polos opuestos. Blanco y negro. Yin y Yan. Positivo y ne...