Capítulo 15

1.6K 204 40
                                    

Hoy tuvimos un día bastante ajetreado en el clan.

Tuvimos un entrenamiento intensivo en la mañana. Luego de eso pasamos de reunión a reunión con la gente con la tenemos negocios en toda la ciudad.

Aun así, pese a todas las idas y venidas, yo no podía sacármelo de la cabeza. Pensando si se encontraba bien, y si por una maldita vez me hizo caso en quedarse acostado en la cama. Incluso me sorprendía a mí mismo cuando cada tanto me encontraba (sin poder evitarlo, o pensarlo) viendo cada tanto el reloj, para volver a la hora de en la que él tuviera que tomar la siguiente dosis del remedio. 

Ya era la noche de la cena cuando volví, justo para la hora que le tocaba. Así que le preparé otro té, y subí.

Cuando entré en su habitación lo encontré en la misma posición dónde lo dejé. Durmiendo tranquilamente en la cama, bien tapado. Me acerque a su lado, y no tarde en apoyar mi mano en su frente. Hice una mueca cuando comprobé que sigue con algo de temperatura, aunque no tanto como está mañana.

Lo desperté y le di la taza junto con el remedio. Sin rechistar tomó ambas cosas y volvió a acostarse, para luego susurrar ese suave "Gracias". Cerró sus ojos y siguió durmiendo.

Soy un idiota. El idiota más grande que conozco. No creo que haya alguien que superé mi nivel de estupidez.

¿Por qué? Porque me invadió una enorme decepción, y como un sentimiento de... de tristeza. Y eso lo generó el hecho de que no me haya hablado. O que no me haya casi ni mirado, o dedicado una de esas sonrisas infantiles.

¿Quién me gana en imbécil? Nadie.

En la cena también tuve un sentimiento extraño. Puede que haya sido la comida que pidió Milo, que tenía de apetitoso lo que yo de amable. Por lo que ni comí.

Supuse que alguno iba a hacer un comentario al respecto, pero ni me hablaron. Supongo que mi cara les dio indicio de que hoy no tenía la paciencia mínima requerida para soportar ninguna clase de broma sin verme obligado a dispararle a alguno. Y dado que está mañana lo hice con el techo, temen ser los siguientes.

Podía escuchar su voz en mi cabeza. "Relaja el ceño, o te quedara así".

Pero eso solo me cabreo más. Así que me levanté y me fui directo a mi habitación para acostarme.

Era cerca de la 1 de la mañana, cuando yo seguía despierto en la cama, jugando juegos en el celular, que ya comenzaban a aburrirme. Aun así no podía conciliar el sueño.

El sonido de un grito, irrumpiendo el silencio de forma abrupta, me hizo dar un salto, e incluso que se me resbalara el celular de las manos, cayendo contra mi cara.

Otra vez el niño.

- Esto comienza a parecerse a la casa de los sustos. - hablo con fastidio, parándome.

Salgo y voy directo hacia su habitación. Al abrir la puerta de golpe, lo veo sentado, con sus pies colgando a un costado y con su cabeza gacha. Sus hombros están tensos, y se aferra con fuerza a las sábanas.

- Rain... - lo llamo, y me sorprendo cuando mi voz sale de mi garganta con suavidad.

Él alza la cabeza de golpe y posa sus ojos en los míos. Veo algo de sorpresa en ellos.

¿De qué se sorprende? Si ya vamos como tres veces al mismo baile. 

- Lo siento... - se disculpa apenado. - Juro que intento no gritar, pero... 

- ¿Cuándo será el día que deje de rodearme de personas que dicen estupideces? - lo interrumpo. Lo miro firme. - No digas tonterías.  - chasqueo los dedos. - Ya conoces la rutina. Arriba y al baño. 

Estoy Pensando en Ti (Mafia Marshall VI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora